Buenos días: Berrinche legislativo

El bienestar del país se defiende independientemente de dónde se siente el diputado en el nuevo edificio del Congreso

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Como chiquitos malcriados, los diputados del PUSC se molestaron por la ubicación que tendrán en el plenario del nuevo edificio de la Asamblea Legislativa.

Al parecer, los legisladores del Partido Unidad Social Cristiana (PUSC) no quieren sentarse enfrente de las curules del Partido Acción Ciudadana (PAC) y pretenden instalarse junto a los fabricistas.

La preferencia de los socialcristianos, en cuanto a su colocación en el futuro recinto, no es de extrañar, a juzgar por la cercanía que algunos vienen mostrando con el bloque de Nueva República.

Recordemos la participación de legisladores de ambas fracciones en la marcha para protestar contra las medidas sanitarias del gobierno y que causó un zafarrancho frente a la Casa Presidencial.

Las dos agrupaciones se opusieron también a un proyecto que pretende acortar la campaña electoral del 2021 con el fin de concentrar esfuerzos en la atención de la crisis generada por la pandemia.

Sin embargo, de vuelta a la rabieta del PUSC, su reclamo por la distribución de campos en la nueva sala de sesiones parece tener motivaciones más simbólicas que de comodidad.

El futuro espacio legislativo está dotado de piso de corcho, paredes especiales para evitar el eco, sillas valoradas en ¢1,5 millones cada una y un enorme escudo de Costa Rica de ¢35 millones.

Desde cualquier sitio de ese aposento, los diputados podrán mostrar su mejor cara hacia la barra del público y la barra de prensa. ¿Quién podría quejarse de ocupar un campito allí?

Tal vez la cuestión de la ubicación resulte estratégica para quienes, ansiando que rompan los fuegos electorales, quieran evidenciar un distanciamiento, inclusive físico, con el oficialismo.

Eso podría ser válido. Lo que no se vale es que, por adoptar una postura, se atasque la discusión de proyectos que requiere el país para resolver el problema fiscal o reactivar la economía.

De hecho, el berrinche del PUSC incidió en que se rechazara una moción para agilizar el trámite de una serie de iniciativas clave, como la reforma al Régimen Obligatorio de Pensiones (ROP).

Ojalá los diputados, independientemente de dónde se sienten cuando estrenen el nuevo plenario en octubre, recuerden que están allí para defender los intereses del país.

rmatute@nacion.com