¿Cuántas cosas pasan en la vida de una persona que tiene que esperar 480 días para someterse a una operación programada por la Caja Costarricense de Seguro Social?
Tal vez no tenga un padecimiento mortal, pero una enfermedad o problema que amerite una intervención quirúrgica es, sin lugar a duda, motivo de angustia para cualquier persona.
Uno de los tristes efectos colaterales de la pandemia de covid-19 es la paralización de las intervenciones programadas en los hospitales públicos.
La necesidad de concentrar personal y equipo en la atención de pacientes de coronavirus, así como de reducir el riesgo de contagio de otros asegurados, obligó a tomar esta medida extrema.
LEA MÁS: Pandemia obliga a asegurados a esperar 480 días por una cirugía en la CCSS
Casi once meses después, los procedimientos quirúrgicos no esenciales siguen detenidos y, por supuesto, los tiempos de espera se han disparado.
Una persona que requiera una operación electiva debe aguardar, en promedio, 139 días más que antes de la emergencia sanitaria.
Cuánta angustia se sentirá durante esos 480 días, temiendo que, al acercarse la fecha de la operación, se produzca otro aplazamiento.
Operaciones de vesícula, columna, hernias, rodillas y cataratas, o maxilofaciales, reconstructivas, otorrinolaringológicas y muchas otras figuran en la lista de damnificados.
LEA MÁS: Operación para corregir deformidad en mano de niño fue pospuesta un año por pandemia
Un informe de la CCSS reveló que durante el 2020 se realizaron 86.276 intervenciones programadas menos con respecto al 2019.
Aunque era evidente la necesidad de dar prioridad a la atención de la enfermedad del coronavirus, las autoridades de la Caja deben comenzar a volver la mirada hacia los pacientes relegados.
Se espera que, conforme avance este año la vacunación contra la covid-19, vayan retomando los programas para reducir las listas de espera.
Esa es otra de las grandes cruzadas que le esperan a la CCSS y que demandarán un esfuerzo extraordinario para recuperar el tiempo perdido.
Habrá que sacar el jugo a los quirófanos, que han funcionado por debajo de su capacidad durante los últimos meses, y al personal a cargo.
A miles de pacientes no les importará si los operan de día, de noche, en la tarde, en la madrugada, un día feriado o un fin de semana. Ellos también tienen derecho a sentirse bien.
rmatute@nacion.com