En días recientes, el presidente Carlos Alvarado y el Partido Liberación Nacional (PLN) se enfrascaron en un estéril intercambio de reproches en torno al empantanamiento de la agenda de ajuste fiscal negociada con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Por un lado, el mandatario reaccionó con malestar cuando el PLN volvió a negarse a agilizar la tramitación de los proyectos y acusó a esta agrupación de haber perdido la vocación de gobernar.
Horas después, María José Corrales, jefa de la fracción verdiblanca, contestó diciendo que el Gobierno no tiene capacidad para dirigir al país y exigió a Alvarado no involucrarse en política electoral.
Al final de cuentas, el berrinche produjo exactamente el mismo resultado que otras escaramuzas anteriores: los proyectos acordados con el FMI siguen paralizados.
Los anterior evidencia la torpeza política con que Casa Presidencial y el Congreso manejan un asunto tan trascendental para el país, en momentos en que el tiempo y la miopía se convierten en los peores enemigos para la toma de decisiones.
Al Gobierno le ha faltado, sin duda, destreza y disciplina en la negociación política para alinear voluntades, establecer compromisos claros y darles seguimiento. A muchos legisladores, el cálculo electoral los ha convertido en saboteadores.
Los proyectos de la agenda del FMI llegaron a la Asamblea Legislativa en febrero pasado. Desde entonces, legisladores de la oposición se han encargado de que las iniciativas duerman el sueño de los justos y la administración Alvarado ha carecido de recursos para despertarlos.
La última maniobra dilatora fue pedirle a Zapote que corrigiera los textos y luego anunciar que no se iba a correr para tramitarlos.
Esto ocurre en momentos en que la “guillotina legislativa” acecha a la agenda del FMI, pues ya comenzó a expirar el plazo que tienen las comisiones para discutir y modificar los proyectos, lo cual obligará a enviarlos al plenario sin ningún tipo de negociación.
También sucede justo cuando un equipo técnico del Fondo inició la primera revisión del programa acordado con el Gobierno. Estamos en un momento crucial, es hora de guardar los triquitraques y ponerse serios en beneficio del país.