Arde Troya

Los trabajadores informales viven una tragedia y la Junta Directiva de la CCSS da largas a acuerdos para integrarlos a la seguridad social

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La Junta Directiva de la CCSS tiene una clara tendencia a prolongar la toma de decisiones urgentes. Aunque arda Troya, alarga el tiempo para el pimpón de convocar audiencias, pedir informes, devolverlos y retomarlos. Incluso, contempla el desastre que hay en el país y, aun así, está cruzada de brazos.

Frente a sus ojos está la tragedia de los trabajadores informales, agravada por la pandemia. El dato asusta: un 46,5 % —casi la mitad de la fuerza laboral— no está asegurada ni cotiza para una pensión que le garantice salud o una vida digna en la vejez. Se trata de 929.000 personas. Son 583.000 hombres y 346.000 mujeres.

No obstante, las decisiones en la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) más bien apuntan a engordar esas cifras mediante la cuestionada reforma del Reglamento para la afiliación de trabajadores independientes. Fue hecha pública en marzo y, pese a la ola de críticas, continúa en la desesperante sala de espera.

También sigue en espera el pronunciamiento de la Junta Directiva sobre un proyecto de ley para perdonar deudas con la seguridad social a 117.000 trabajadores informales, con el fin de permitirles la reinserción al sistema como independientes. La deuda es gigante, ¢243.000 millones, pero incobrable. Es imposible que paguen, y menos en una pandemia.

Lo lógico es permitirles el retorno con la factura en cero y que comiencen a aportar recursos frescos a la seguridad social que, de por sí, sufre una caída en ingresos por el desempleo del 18 %.

Lo primordial sería que la CCSS condone deudas por interés humano, porque son almas que, al estar fuera del sistema, descuidan la salud y la de sus familias por falta de control médico.

En lugar de hacerse ilusiones con los incobrables ¢243.000 millones, lo mejor es bajar la expectativa a un monto mucho menor, pero real, que podría entrar a la institución a partir de la formalización.

Solo dos directivos piensan así, Marielos Alfaro y José Luis Loría; sin embargo, de la mayoría no se sabe nada, pese a que en los hogares de los informales la angustia de caer en la enfermedad debe ser cosa de todos los días.

La Junta Directiva de la CCSS debe salir de la somnolencia, abrir los ojos y darse cuenta de que Troya arde.

amayorga@nacion.com