Álex Richter Boix, uno de los biólogos evolutivos más populares de Twitter, gracias a sus originales hilos, escribe lo siguiente en una de las entradas de su blog EvOikos: “Quemar libros es quemar la herencia cultural para siempre. Un crimen contra la humanidad que hoy pocos pondrán en duda. Pues bien, nuestra librería de la vida está ardiendo y apenas se le presta atención. Me refiero a la biodiversidad, a la diversidad de especies y a la diversidad de variedades genéticas dentro de las especies que habitan el planeta”.
Para Ritcher, toda esta variedad, desde el organismo unicelular más sencillo hasta el animal más complejo, representa el conocimiento acumulado por estos durante millones de años sobre cómo sobrevivir a las diferentes condiciones ambientales. “La naturaleza, en su totalidad, es la librería en la que podemos leer y aprender la historia de la vida”, afirma. En tal caso, ¿por qué no apagamos el incendio?
Analicemos el concepto clásico de sostenibilidad, tan familiar para nuestros oídos. La sostenibilidad promueve el uso responsable de los recursos naturales a lo largo del tiempo y a cierto ritmo. Para que esto sea posible, se deben cumplir, de forma simultánea y equilibrada, ciertos criterios ambientales, sociales y económicos.
En ausencia de estos criterios o pilares, la sostenibilidad no tendría viabilidad política, ya que conciliar los intereses de la clase política, el mundo corporativo, la banca, la comunidad científica y los diversos colectivos sociales no es tarea sencilla.
La sostenibilidad no prohíbe la extracción de recursos naturales para producir bienes y servicios, aunque fija normas para intentar que no se agoten ni se utilicen en detrimento del planeta. De esta manera, no entra en conflicto con uno de los conceptos más relevantes de la teoría económica: la ley de los rendimientos crecientes.
Bajos ciertos supuestos, esta ley indica que si una empresa aumenta el uso de un factor productivo, por ejemplo, porque incorpora una tecnología más eficiente para producir o contrata personas con conocimiento estratégico específico para desarrollar el negocio, incrementa también la cantidad del producto o servicio acabado.
Detrás de los rendimientos crecientes se esconde una gran promesa: si la compañía diseña una buena estrategia y asigna los recursos clave para ponerla en marcha, será capaz de producir de forma eficiente y sostenida.
Este modelo económico lineal basado en la extracción, la producción, la distribución y la eliminación de residuos, junto con el ideal de crecer sostenidamente, lleva muchos años vigente.
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Vivir a crédito
¿Es factible mantener ese modelo? La respuesta es no. La capacidad de la tierra para autorregenerarse disminuye progresivamente debido a la demanda global excesiva de recursos naturales y a la cantidad de residuos producidos en un año calendario.
En el 2022, el Día de la Sobrecapacidad de la Tierra tuvo lugar el 28 de julio. A partir de esta fecha, y hasta que acabe el año, la humanidad entera vive de su tarjeta de crédito ambiental.
Cuando superamos el límite de la tarjeta de crédito, tenemos dos opciones: pagar la deuda para evitar que se acumule o negociar con la entidad financiera la opción de pagar en cuotas con intereses. Esta segunda alternativa, por lo general, es carísima y a menudo está condicionada a no utilizar la tarjeta mientras no se honre la deuda.
Con el planeta, la situación es mucho peor. Como vivimos inmersos en un modelo económico lineal, que depreda los recursos naturales y además contamina el entorno, agotamos el saldo positivo de nuestra tarjeta de crédito ambiental durante el primer semestre del año.
A partir de ahí comenzamos a acumular deudas, y aunque quisiéramos pagarlas en cómodas cuotas, no podemos dejar de utilizar la tarjeta de crédito ambiental del todo. Nuestras necesidades vitales dependen del uso de recursos naturales. Pensemos, por ejemplo, en nuestros alimentos y el agua que bebemos. Entonces, ¿qué opciones tenemos?
Restaurar la vida
La respuesta es transitar hacia la regeneración sostenible. La palabra regenerar proviene del latín regenerāre, y significa restablecer algo que se había destruido. La regeneración sostenible se basa en tres pilares: la recuperación de los ecosistemas, el abordaje de las desigualdades sistémicas persistentes mediante la justicia social y ecológica y la transformación del modelo económico-financiero.
Aunque estos pilares se parecen a los de la sostenibilidad, van mucho más allá. De conformidad con la regeneración sostenible, los recursos naturales son limitados, por lo que no es posible obtener rendimientos crecientes, sostenibles en el tiempo, sin comprometer los ecosistemas que tejen la red de la vida que nos sustenta.
Este entendimiento, que suele ser una de las grandes reivindicaciones de las comunidades locales y los pueblos originarios, pone los pelos de punta a ciertos lobbies empresariales y financieros, básicamente porque los expulsa de su zona de confort, aunque a largo plazo los salve de su propia extinción.
El tercer pilar indica que es necesario transformar el modelo económico y financiero. Para ello, hay que actuar de forma contundente en varios ámbitos, como en el concepto mismo de valor, que ya no se limita a engordar la cuenta de resultados de una empresa y el bolsillo de los accionistas. El valor de los productos y servicios también es ecológico y social.
Es preciso dejar de mentir para transformar el modelo. La regeneración sostenible considera urgente erradicar conductas corruptas muy peligrosas si queremos preservar la vida en el planeta, como el greenwashing o blanqueo verde de imagen.
Es muy simple: practicar el greenwashing equivale a alimentar discretamente el fuego que consume la librería de la vida.
La autora cuenta con 15 años de experiencia internacional en las Naciones Unidas y la Unión Europea. Oriunda de la zona de los Santos, trabaja como consultora internacional en sostenibilidad aplicada a la industria agroalimentaria. Lectora asidua y fiel seguidora del músico canadiense Neil Young. Siga a Manuela en Facebook y Linkedln.
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Los protozoos son organismos de una sola célula, como la ameba. (Shutterstock)