Veinsa cobra caro
Al igual que Pablo Vargas Villarreal (Cartas, 6/10/2018), estoy asombrada del alto costo de llevar a mantenimiento un auto comprado en la empresa Veinsa. Concuerdo con Vargas, pues cada vez son ¢200.000 o ¢300.000 más.
En el más reciente chequeo, para el mantenimiento de los 15.000 kilómetros, lo llevé y a los días fui a la revisión técnica vehicular (Riteve), pero no pasó por falta grave (frenado ineficiente en llantas traseras), fui a reclamar a Veinsa y exigí que me llevaran mi vehículo a la reinspección y lo recogería cuando pasara la prueba.
Flory Chavarría Alvarado, Desamparados
Popular negó crédito
Marvin Rodríguez, gerente del Banco Popular, anunció con bombos y platillos la nueva iniciativa de ese banco de ayudar a personas que se encuentran con problemas financieros. Dijo que era responsabilidad social del Banco. En uno de sus comentarios explicó que el único requisito era contar con ingresos para recaudar las deudas. Llamé al Popular, tomaron mis datos, me ilusionaron y tres días después me llamaron para decirme que no califico para el crédito por políticas bancarias, pues debo tener un puntaje mínimo, cosa que no cumplo. Entonces, ¿solidarios con quién? ¿Por qué dan información incompleta?
Minor Brenes Chaves, Puntarenas
Renuncia de jueces
Casi que no hay día que no nos sorprenda una noticia de alto impacto que refleje el caos nacional. Cuando la Policía intervino en un zafarrancho que motivó su intervención en la Universidad de Costa Rica, las autoridades de ese centro de estudios y de otras instituciones académicas se sintieron ofendidas, al punto de exigir una disculpa del Ejecutivo, al considerar que se violó la autonomía universitaria.
Ahora se agrega otra pena nacional, y la efectúa nada más y nada menos que la Corte Plena, que comete un sacrilegio contra la patria, al defender una vez más sus privilegios salariales y pretender aislarse del Estado. Esta es una actitud calculada que exige la renuncia de los magistrados y que el país defina, de una vez por todas, la correcta elección de estos jueces.
William Monge Román, Curridabat
Animales sin amor
“Las dos caras de la moneda” es un dicho que representa lo que sufren los animales domésticos. Es injusto que dependan de su suerte para tener amor, alimento y cariño humano. Muchos de ellos llevan una vida en las calles rodeada de sufrimiento, pues es “lo que les tocó”. No es posible que los seres humanos seamos capaces de tanta crueldad y desinterés, pues es respetable no querer mascotas en casa, pero de ahí al abandono existe una gran diferencia.
Si las personas fuéramos responsables, eso no sucedería. No se pueden cambiar las acciones de toda una población, pero sí las propias. Insto a los ciudadanos a reflexionar y a comprender que todos los animales merecen el mismo trato y una vida donde el amor no se deba mendigar.
Ana Hernández Ramírez, Matina, Limón
Dilema de los ‘e-sports’
Uno de los debates actuales es la equiparación de los deportes electrónicos con los deportes “de verdad” y que sean olímpicos. Buena parte de los videojuegos proponen experiencias más profesionales y organizar torneos oficiales de alta exigencia. Sin embargo, existen conflictos con esta cara de los videojuegos. Uno de esos problemas parece ser que estos nuevos “deportes” son marcas comerciales y no disciplinas en sí. Además, la mayoría de las competiciones de e-sports las organizan las mismas empresas desarrolladoras y las marcas patrocinadoras.
Las diferencias con deportes tradicionales no limitan a los e-sports como antes; ese debate ya se ha resuelto. Ahora, los factores importantes que los alejan de las olimpiadas se relacionan con las normativas y estructura de las competiciones.
Mauricio Zúñiga Muñoz, San José
Parques enmontados
De nuevo apelamos a la Municipalidad de San José por el abandono en que se encuentran los parques para adultos mayores y niños en Montealegre de Zapote. El monte ha crecido tanto que no pueden usarse las zonas verdes. Hacemos un llamado a los funcionarios de la Municipalidad para que atiendan esta situación lo antes posible y utilicen los impuestos en un trabajo que bien vale la pena.
Carlos Alberto Mora Badilla, Zapote