Como todos los planes de ayuda del Estado, los subsidios entregados a las personas deberían evaluarse y estar sujetos a objetivos de superación y mejoramiento.
Algunos, como está demostrado, pese a la reducción de la jornada laboral, están por encima del salario mínimo, por lo cual debería entregarse la ayuda solo a quien se quedó sin nada.
Guillermo E. Aguilar, San José
Quedarse en casa, ¿cómo?
Qué fuerte resulta para los desempleados, subempleados, jornaleros, agricultores y obreros en general escuchar a diario la invitación instintiva de los medios de comunicación, las autoridades de Salud y otras personas a quedarse en la casa.
Racionalmente, resulta imposible el cumplimiento para la gente que debe salir a buscar el sustento diario para sus hijos, padres, adultos mayores y enfermos, así como atender las obligaciones y los compromisos adicionales que tengan.
La insensibilidad, el individualismo, el solipsismo y la falta de conciencia destacados en la humanidad no permiten que actuemos con sentido común, sensatez, empatía y misericordia.
Pensamos como si la totalidad fueran asalariados, contratados, teletrabajadores o pensionados con solvencia económica.
El llamado tiene sabiduría si se cumplen las premisas antedichas. Solo bajo esos supuestos podría evitarse el contacto físico, las aglomeraciones, la exposición al virus.
Quienes salen a realizar actividades corrientes o sencillamente a curiosear deben respetar los protocolos sanitarios para no contagiarse e impedir llevar el virus a sus seres queridos. Es un acto de responsabilidad social y moral.
José Rugama Hernández, San José
Respuesta del ICE
En atención a la carta enviada por Ana Virgita Ortiz Mora (9/7/2020), informamos de que la avería se reparó a satisfacción del cliente. Las cartas son siempre una oportunidad de mejora para nuestra Institución.
Magaly Lara, jefa a.i. de la Unidad de Infraestructura
Mil gracias
Agradezco a quienes lideran con la frente en alto y entrega absoluta, como el presidente de la Caja Costarricense de Seguro Social, Román Macaya, y el Ministro de Salud, Daniel Salas.
También a todo el equipo que trabaja de día y de noche para salvaguardar nuestras vidas. Me parece de suma importancia resaltar la labor riesgosa y humanitaria de los puestos operativos, como lo son los encargados de la limpieza y lavandería en los hospitales, así como la de los oficiales de seguridad y los recolectores de desechos.
Cuando escucho los cuestionamientos absurdos contra el equipo de profesionales que hacen de tripas corazón para que el país no colapse, comparto la posición de ellos, de no querer hablar más de la cuenta porque es imposible complacer a toda la población con las medidas sanitarias.
Los esfuerzos casi irracionales llevados a cabo para coordinar el funcionamiento del sistema sanitario merecen mi reconocimiento absoluto.
Incongruencias y equivocaciones, tal vez los hay, pero en una pandemia se vive un día a la vez, no existe una varita mágica para arreglar todo al mismo tiempo. Es demasiada la responsabilidad de evitar que un país entero se contagie de una letal enfermedad, con el tiempo en contra; además, que nadie muera de hambre, que no se paralice la economía, que el sistema educativo se mantenga activo y destinar recursos para los más afectados por la emergencia.
Debemos estar agradecidos del liderazgo de un equipo de seres humanos excepcionales, cuyo primordial reto es impedir la muerte masiva de los que habitamos este bendito país, ejemplo para el mundo.
Marisol Urbina Mohs, Calle Blancos