Un problema de larga data: en la CCSS las citas con médicos están atrasadísimas, así como los estudios de laboratorio y gabinete. También la programación de intervenciones y procedimientos quirúrgicos. Los esfuerzos de los jerarcas de la institución no han sido suficientes para paliar los problemas.
Para colmo, a esto se añaden las huelgas que empeoran de manera muy considerable los problemas anotados antes. Apoyo a lo sindicatos en su derecho a reclamar condiciones laborales y salariales, pero nunca la suspensión de los servicios médicos. Para completar este trágico panorama, por razones de mercadeo, los medicamentos que compramos a precios exorbitantes (más caros que en otros países), los convierten en productos difícilmente adquiribles.
No considero que se trate de una operación maquiavélica para que los costarricenses fallezcamos antes de tiempo, pero tiene que ver con indiferencia, ineficiencia, ineficacia, apatía e irresponsabilidad. Los responsables no son únicamente nuestros gobernantes. Los ciudadanos no hemos exigido lo que nos corresponde y dejamos o esperamos que otros resuelvan nuestros intereses. Deberíamos ser enérgicos y demandantes. Los medios de comunicación son instrumentos valiosos para que hagamos ver y exijamos nuestros derechos a aquellos que tienen en sus manos las riendas del país.
Estoy en desacuerdo con que, para solicitar lo que consideramos que nos corresponde, debamos tirarnos a las calles, hacer bloqueos, crear el caos y violar los derechos de los conciudadanos. Existen medios más razonables y civilizados. Pero no se puede ceder. La salud es un derecho irrenunciable.
Carlos Ponchner Lechtman, médico cirujano
Precio desproporcionado
Por un foco de menos de ¢4.000, me cobraron ¢13.000 de mano de obra en Veinsa. Aducieron que debieron desarmar la estructura. Reclamé el desproporcionado precio, pero no me dijeron nada.
Luis F. Van der Laat, San José
Acuerdo ofensivo
Como costarricense orgullosa de mi patria, me siento sumamente ofendida por el acuerdo entre Román Macaya y los sindicalistas. Él no es el dueño de la CCSS, es un empleado de todos; nuestras cuotas pagan su salario y el de los otros.
¿Por qué no les dio el premio desde el primer día y así muchos no habrían perdido sus citas, tiempo y dinero? Estas personas no pueden trabajar en hospitales, escuelas u otro lugar donde se debe pensar en el dolor ajeno. No queremos cuervos que nos saquen los ojos.
Marjorie González, San José
Justicia corrupta
Los administradores de La Reforma y del Ministerio de Justicia aseguran no saber nada de las llamadas que hacían, y de seguro hacen, los reos. La población lo sabe desde hace años. Personalmente, he sido víctima de esta práctica.
Omar Alvarado Gómez, Grecia
Sin televisión
Decenas de personas amanecieron sin televisión por el apagón analógico. Entiendo que lo habían anunciado, pero es una injusticia. Los pobres ya ni siquiera pueden ver noticias. A pesar de la difícil situación del país, los pobres deberán sacar más dinero.
Orlando Marín, Heredia
Mala atención
En la Municipalidad de Alajuela nadie resuelve, los trámites tardan más de lo debido, no contestan oficios. Los trámites son infinitos por la cantidad de requisitos y dinero que se debe pagar para resolver errores de los funcionarios. Al final, nadie sabe, nadie fue, nadie oye y nada se resuelve. ¿Quién regula esta institución?
Glenda Rojas Moreira, Alajuela
Respeto a la Constitución
¿Por qué los sindicatos dicen defender al pueblo de las injusticias, pero lo castigan con huelgas y cerrando instituciones del Estado para mantener sus privilegios y enriquecerse a expensas de los que sí aportamos al desarrollo?
Me causa tristeza observar el deterioro que ha sufrido nuestra democracia durante los últimos dos gobiernos, incapaces y complacientes, los cuales han permitido a grupos frustrados y sin valores pisotear nuestra Constitución, a la que un día prometieron respetar. Los gobiernos pasados, pese a las debilidades, siempre fueron claros en la defensa y aplicación correcta de nuestra carta magna.
Álvaro E. Vallejo Fuentes, Heredia
Medicinas caras
Las medicinas suelen aumentar de precio de forma desmedida. Desde 1994, los márgenes de utilidad están por la libre debido a la aprobación de la Ley de Promoción de la Competencia y Defensa Efectiva del Consumidor. Las medicinas han sido el cuerno de la abundancia para distribuidores y farmacias, y un viacrucis para quienes debemos adquirirlas pese a que nuestros bolsillos no dan para comprarlas.
La fijación y la regulación de los márgenes de utilidad es urgente, y para eso hay que reformar la legislación. Como se hizo en el pasado, los productos deben marcarse con los precios al consumidor en las distribuidoras y así se evitarían las diferencias abismales existentes entre las farmacias. De esta forma, los consumidores pagaríamos precios justos y se combatirían la especulación y el lucro con la salud humana.
Luis G. Beirute Jiménez, Goicoechea