Jacques Sagot nos reveló hace unos días la infancia desgraciada de su madre, en un relato descarnado que conmueve y nos hace sentir como propio el sufrimiento de esa niña abandonada por un padre irresponsable y criada sin el cariño materno.
El haber vivido en Puntarenas esa triste y amarga experiencia de vida, provocó en ella una malquerencia hacia esa ciudad, al punto de considerar al puerto como un infierno, ampliando así el alcance de lo que fue su personal infierno.
El absurdo rencor y el hostil sentimiento generado por tan funestos recuerdos, evidentemente fue asumido como propio por su amoroso hijo y es la causa de la burda e irreal descripción que de ese puerto nos hace el distinguido pianista y escritor.
No es justo que las culpas de un “padre desertor” y una “madre incapaz de ternura” se le achaquen a un lugar y se trasladen a toda una colectividad en la que también, en todos los tiempos, se han criado niños felices que disfrutaron del lugar y que aman a su ciudad natal.
Luis París Chaverri, San José
Cultura de la CCSS
En los últimos tiempos, he analizado y buscado explicación a los grandes y vergonzosos problemas de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS). Con lo poco que sé de administración y de valores como responsabilidad, codicia, equidad y justicia, puedo afirmar categóricamente que se deben a una pésima administración. Por ejemplo, las “presas” en la atención de enfermos graves, los laxos e incumplidos contratos con proveedores, la poca presteza en la reparación de maquinaria y en la construcción de espacios vitales, la compra posible, pero tardía, de maquinaria vital de última generación, etc.
En lo particular, lo que veo, analizo y me explico, es que, en los corredores y oficinas sobresale, por cultura institucional, la irresponsabilidad, el egoísmo, la inequidad, la injusticia y, finalmente, como común denominador de tales conductas, la falta de compasión. Me digo y pregunto, ¿qué sucedería si en los hospitales, las clínicas y las oficinas de salud privadas existiera la cultura de la CCSS?
Carlos Masís Acosta, Cartago
El ICE ya no es el ICE
Mi abuelo Alex Murray, fundador del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), debe estar revolcándose de cólera en su tumba. El ICE, que ha logrado tan buena cobertura eléctrica para el país y que en su momento hace cuarenta años tenía tecnología de vanguardia en telefonía, hoy día ofrece un pésimo servicio. Los empleados están sellando su deceso. Dos ejemplos: en mayo, remití una solicitud para TV Kölbi. Me solicitaron documentación, la cuál remití. A los días, consulté y me dijeron que la documentación estaba en revisión. Como si fuera poco, reporté mi teléfono fijo en avería por el sistema automatizado dos veces. Como una semana después, no había recibido respuesta, escribí un correo a la Contraloría de Servicios donde reporté ambas situaciones. Más de un mes pasó. Finalmente, recibí respuesta de la Contraloría y les indiqué que nada estaba resuelto. Aquí estoy esperando. Evidentemente, contraté otros servicios de TV, y si existiera portabilidad de líneas fijas también buscaría otra compañía. Lo siento, abuelo.
Michael Genis Murray, Pozos de Santa Ana
Déficit atencional
El mundo no sería mundo si todos pensáramos igual: se construyen ciclovías en calles diseñadas para carretas. Existe un hoyo fiscal galáctico y se piensa en nuevos impuestos. Se construye la trocha y faltan mil tapas de alcantarillas. Se imparten guías de educación sexual y las escuelas se están cayendo.
Se crean nuevas leyes y más leyes y no se cumplen las existentes. Se compra un avión para atacar el narcotráfico y los narcos están en tierra firme.
El presidente en contra de las pensiones de lujo, pero no se refiere a su pensión en el 2022. Se hacen retenes para capturar delincuentes, pero no hay campo en las cárceles. Sí al aborto, no al aborto. Sí al matrimonio entre personas del mismo sexo y los heterosexuales se quieren divorciar.
Se prohíbe fumar en lugares públicos, pero se quiere legalizar la marihuana. Se es gay y ataco a los cristianos, soy cristiano y ataco a los gais. Se dice inteligente, le dice jaiba a la otra. Se pide más tolerancia, pero no tolero.
Fertilización in vitro, la Caja no tiene plata, pero otros quieren abortar. Hay taxis rojos aliados con informales, pero se quiere a Uber. Los salarios son más altos, pero las deudas con tarjeta suben. Se libera a los presos y se encarcela la gente en sus casas. Más tecnología y menos comunicación.
José Arias Álvarez, San José