Plan fiscal incomprendido
Al escuchar las declaraciones a la prensa de los empleados públicos en huelga, cuando hablan de contenidos del Plan Fiscal que no son ciertos y, tras de eso, con la cantaleta de que están en la calle en defensa de la clase trabajadora, nos damos cuenta de la evidente confusión que lograron los dirigentes sindicales encabezados por Albino Vargas.
Deben entender los huelguistas que, de no existir una solución fiscal inmediata, la próxima salida a las calles la tendrán que hacer para defender, no los privilegios actuales, sino sus salarios y hasta sus puestos. Es importante, además, que valoren, que la verdadera clase trabajadora, los que nos mantenemos laborando, seremos las primeras víctimas de un colapso de la economía. ¿Cuál parte de la crisis fiscal no han entendido?
Gustavo Elizondo Fallas, Santa María de Dota
Caso atendido
En relación con la carta de la señora Lorena Cambronero Ramírez (14/9/2018), sobre el cobro de multas en su recibo telefónico, el ICE aclara que no se han realizado cambios en los procesos de cobro. La multa cobrada corresponde a que la factura del mes anterior se pagó 10 días posterior al vencimiento.
La regulación de telecomunicaciones faculta aplicar la suspensión temporal del servicio a partir de tres días naturales posteriores al vencimiento, por lo que la orden de suspensión se encontraba en proceso cuando se realizó el pago, esto generó un registro de suspensión y de reconexión en el mismo momento. Por ser un caso excepcional, se resolvió a favor de la señora Cambronero.
Paola Jiménez, Facturación, Telecomunicaciones ICE
Falta educación
Desde las elecciones para presidente, los diferentes candidatos no se comportan con educación. Ahora, con la huelga, los ciudadanos repiten lo que sus candidatos les enseñaron, critican a su gobierno y a otros costarricenses.
María del Mar Burbano Molina, Santa Cruz, Guanacaste
Labor para ancianos
Nuestra sociedad esta sufriendo una terrible y dolorosa transformación; nos hemos deshumanizado. La violencia campea en especial contra de los más frágiles: los niños y los ancianos. Estos últimos sufren los mayores vejámenes, irónicamente, por sus propias familias. Un día si y otro también, los medios informan que son abandonados en asilos y hospitales. Ante esta pandemia, resalto la heroica labor de Fernando Morales, director del Hospital Blanco Cervantes, para paliar esta falta de humanidad.
Ante tan sombrío panorama, brota como un milagro en nuestra alicaída programación televisiva Con sello de Oro, en canal 13. Muchas bendiciones para Ivonne Blanco, primero por su lucha por mantener este programa y por llenar de tanto amor el espacio para nuestros adultos mayores.
Halley Castro Ramírez, barrio México
Adiós al amigo Rafa
Murió mi gran amigo de la infancia,el pintor Rafa Fernández, hijo del artesano y zapatero Claudio Fernández y Silvia Piedra. A Rafa le corría sangre de fútbol. Jugamos juntos en ligas menores hasta las terceras divisiones. En 1951, cuando destacaba como portero de Alajuelense el mejor de toda la historia, Carlos Alvarado, a Rafa se le conocía como “el Carlos Alvarado” en ciernes, pero Rafa abandonó el fútbol y se dedicó a las bellas artes.
En la política siempre fuimos calderonistas. Jamás olvidaré nuestras experiencias en la Revolución de 1948. Yo tenía 12 años y él unos 14. La hermana de él era la jefa de Correos y Telégrafos en San Pedro de Montes de Oca y allí obteníamos de primera mano los pormenores de las batallas en las montañas del sur y luego en Cartago.
Rafa Fernández fue un muchacho pobre, pero era un gran luchador y eso lo lo llevó a ser el mejor pintor nacional, un ejemplo para sus amigos de la infancia, para su amada familia y para las juventudes actuales. Hasta pronto, mi querido amigo Rafa Fernández, fuiste un hermano más en la familia, en la casa de mi tía Lala y del Dr. Andrés Castro Gutiérrez, donde tantas veces compartimos almuerzos y comidas, junto a nuestro común amigo Víctor Manuel Pacheco Faerron y mi querido hermano Mario.
Son tantos los recuerdos que tendría que escribir un libro. Rafa, salúdame a tu papá, don Claudio, a quien nunca olvido, pues a menudo me arreglaba los zapatos de fútbol y jamás me cobró un cinco y siempre me despedía con una sonrisa.
Guido Artavia Valerio, San José