Laboro en un CEN-Cinái junto con maestras entregadas, con mucha vocación, pero, lastimosamente, somos las olvidadas del Ministerio de Salud, a las que no se les reconoce como profesionales, aunque el título diga lo contrario, y por eso no merecemos ni siquiera el salario mínimo de un docente, ni las horas extras, aunque hagamos mil al año. Somos las que hemos estado en la primera línea desde el inicio de la pandemia recibiendo y cuidando niños y niñas para que la población más necesitada del país trabaje.

Pero no tenemos ni esperanza de ser vacunadas contra la covid-19, como sí la tienen todos los trabajadores del Ministerio de Salud. Ahí, seguiremos, dando lo mejor de nosotras todos los días, porque aunque seamos olvidadas por el ministro, por el presidente o quien sea, sabemos que esos niños y esas niñas a las que acompañamos en su crecimiento diario recordarán lo mejor de nosotras y serán mejores personas.

No deseo formar parte de los trabajadores del Gobierno de los que la gente habla mal, pero sí que nos integren de forma más justa y valoren nuestro trabajo, porque lo merecemos.

Marilyn Vega Delgado, Alajuela

También puede enviar sus cartas por WhatsApp, al 61350204. Recuerde adjuntar copia de su cédula.

Convenciones partidarias

Según el demógrafo Luis Rosero Bixby se espera que en un par de meses el número de contagios baje a unos 500 diarios, si se acatan las medidas sanitarias, entre estas, la postergación por un par de meses de las convenciones del Partido Liberación Nacional y la Unidad Social Cristiana.

Cuatro de los cinco precandidatos de Liberación están de acuerdo con la idea. Incluso, Johnny Araya convocó un desayuno antes de la Asamblea para tratar de unir a todos, pero no tuvo éxito. La Asamblea, dominada por un aspirante, votó por mantener la actividad el domingo 6 de junio. Uno de sus oponentes, Carlos Ricardo Benavides, lo calificó de «obcecada ambición por el poder». Rolando Araya, por su parte, dijo que «el PLN ya no está al servicio del ciudadano, sino de una estructura que tiene secuestrada a la agrupación». Ojalá el PLN reaccione a tiempo.

Virginia Rodríguez Vargas, Curridabat

Bonos para pensión

Durante casi seis años viví en Estados Unidos y, aunque nunca obtuve la residencia, siempre trabajé con mi carné del seguro social de ese país.

La mayor parte del tiempo laboré en una compañía que, según me enteré por Internet, fue pionera en la fabricación de circuitos electrónicos, pero sucedió algo y parece que quebró. La compañía estaba ubicada en Glen Cove, Nueva York, y se llamaba Photocircuits Corporation.

Nos dio bonos por rendimientos para el futuro, es decir, para la jubilación. Esos puntos se multiplicaban en dólares y se depositaban en algún banco. Aunque la empresa haya caído en bancarrota, ¿tiene compromisos legales con sus exempleados? Solicito a la Embajada de Estados Unidos una respuesta a esta solicitud, que me indique qué pasos debo seguir. Tengo 75 años y el bono me ayudaría mucho.

Oldemar Arias Salazar, Heredia

Guerra inexplicable

En octubre del 2019 estuve en Jerusalén y cerca de Gaza. Recorrí un camino rumbo al mar Muerto junto a la Franja, y hoy no puedo creer que ese desierto habitado sea motivo de muerte y destrucción. No sé si Hamás es terrorista o no, pero por su actuar parece serlo. Sé que la violencia brutal que desató Israel es casi irracional contra el pueblo palestino.

Una pequeña franja de interminable odio es abatida sin compasión. Estuve en Gaza de los palestinos y en Jerusalén de los judíos, ambos con una espiritualidad muy especial. ¿Quién despierta esta tormenta y con cuál intención? Qué dolor ver gente y niños morir así. Qué tristeza las armas. Qué lejana parece la paz allí.

Gustavo Halsband Leverato, San José

Malos olores

Nuevamente, Curridabat centro y nuestras casas huelen a cloaca. Para variar, Acueductos y Alcantarillados (AyA) no ha limpiado el alcantarillado, servicio que pagamos mes tras mes en el recibo de agua. Que tristeza tener que estar reclamando para que las instituciones públicas cumplan por lo que se les paga.

El Instituto Costarricense de Electricidad gasta el dinero del pueblo como si fuera el dueño. El AyA desperdicia el agua como si fuera inagotable. La Contraloría General de la República no se da cuenta de las falla hasta uno o dos años después de los hechos. Además, se gastan los fondos de los préstamos para construir escuelas o los centros educativos son abandonados sin haberse terminado la obra.

Como siempre, la Contraloría se da cuenta tardíamente de que se pagaron sueldos y pensiones a muertos y herederos sin derecho. No funciona ninguna institución pública. Son ganadores de un premio por ineficientes, y si cometen un error los recompensan con el no trabajo con goce de salario.

Marjorie González Gómez, San José

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