Inversión en primera infancia fomenta mayor competitividad del país

Alianza entre Estado, sector privado y familias permite ofrecer mejores oportunidades para el desarrollo de la infancia costarricense y la incorporación de las mujeres al mercado laboral

Por: Mónica Morales
Fotografía: Banco Interamericano de Desarrollo.

Los primeros 1000 días de vida son clave en el desarrollo del ser humano: se forman la mayor cantidad de conexiones neurálgicas y el estímulo recibido durante este período es determinante para el futuro de cada persona.

Los beneficios no se quedan ahí. Invertir en el cuido de desarrollo de la primera infancia (entre los 0 y los 6 años de edad) es clave para mejorar las economías familiares, la calidad de vida, la igualdad de oportunidades para las mujeres, trae beneficios para las empresas… y a la larga, el desarrollo sostenible y la competitividad del país.

Cuando se trata del cuido de los niños y las niñas, la distribución del pago entre familias, empresas y el Estado puede aportar mejorar la calidad de vida de los infantes y sus familias”.
Olga Sauma, Directora Ejecutiva de la Alianza Empresarial para el Desarrollo (AED)
Fotografía: "Educación para todos", por Lorena Barrantes San Román

Desde la Fundación DEHVI consideran que es importante que todos los actores reconozcan la importancia de su participación en el desarrollo infantil y asuman acciones consecuentes. Una tarea clave para la sociedad, como lo es el cuido y desarrollo de los niños y niñas en primera infancia, no puede recaer únicamente en las familias. Debe haber una alianza sólida de los diversos actores para garantizar que las vidas que recién comienzan tendrán las oportunidades para desarrollar su máximo potencial.

Por su parte, el Ministro de Desarrollo Humano e inclusión social, Juan Luis Bermúdez, apunta que “el cuido infantil tiene un doble propósito: brindar condiciones adecuadas para el desarrollo social y biológico de los niños y niñas, y permitir la incorporación educativa y laboral de madres y padres”.

Beneficio para niños y niñas

La tasa de retorno sobre la inversión sobre la primera infancia es mayor que en cualquier otra etapa educativa, asegura Sauma.

En la infancia temprana se sientan bases del desarrollo de las personas y los fundamentos de bienestar a largo plazo, por ello se considera que los primeros 1000 días de un ser humano son determinantes.

Entre los 0 y los 3 años de edad se produce el 80% del desarrollo cerebral, es decir, es la etapa más importante para el desarrollo neurobiológico. También es en este periodo cuando se establecen las relaciones socioemocionales y las bases del crecimiento cognitivo y lingüístico.

Prestar atención al crecimiento sano, la adecuada nutrición y la estimulación durante estos años garantiza el correcto desarrollo mental y físico de cada persona. Para la directora de AED, Olga Sauma, esto significa que hay una ventana de oportunidad de 6 años que se debe aprovechar. “Si se brindan las condiciones adecuadas, podemos garantizar la permanencia en el sistema educativo, un apto desarrollo interpersonal y una mejor captación de conocimiento. A largo plazo esto se traduce en buena educación, opciones de empleo y mejor calidad de vida en términos generales”.

De hecho, la inversión en la primera infancia pueden lograr revertir tendencias de deserción en el resto del ciclo educativo y, eventualmente, romper círculos de pobreza.

En Costa Rica solamente un 7,8% de niños de 2 años y 15% de 3 años, tienen acceso a algún servicio de desarrollo infantil temprano.

Por otro lado, en el caso de los niños que sí tienen acceso, existen desafíos en la mejora y la estandarización de la calidad de los servicios.

La medida más efectiva que Costa Rica puede adoptar para poner un alto a la creciente desigualdad y dar a cada niño y niña una oportunidad justa de tener éxito es priorizar la expansión de Atención Primera Infancia de Calidad, concentrándose en las poblaciones menos favorecidas.

Según el Estado de la Nación (2018) se deben crear 24.814 nuevos cupos anuales (hasta el 2034) para atender población de 0 a 7 años.

En primera instancia, Costa Rica tiene la Red Nacional de Cuido y Desarrollo Infantil (REDCUDI) a cargo del Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS), y también las oportunidades que brindan los CEN-CINAI y el Patronato Nacional de la Infancia (PANI).

Sin embargo, según aclara el Ministro Bermúdez, el financiamiento de estas tres unidades ejecutoras es insuficiente para garantizar la cobertura del cuidado de la población.

Para aumentar dicha cobertura, la Alianza Empresarial para el Desarrollo (AED), en alianza con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Fundación DEHVI, articulan una iniciativa que busca enlazar los esfuerzos del Estado, articula una estrategia que enlaza al Estado, las familias y el sector empresarial comprometido con atender la corresponsabilidad social de los cuidados.

Fotografía: "Superación sin límites", por Jessica Vargas

Igualdad de género es una oportunidad de desarrollo

Aumentar la asequibilidad de la atención infantil de calidad ayudaría a que más madres tengan posibilidad de continuar sus estudios, conseguir un empleo, volver a trabajar, y lograr un mejor equilibrio entre su vida personal y el trabajo.

Según el representante del Banco Interamericano para el Desarollo (BID) en Costa Rica, Jose Ramón Gómez, lograr la igualdad de género en el ámbito laboral no solo trae beneficios para la sociedad en general y para las mujeres, sino también para la economía. “Se estima que cerrar la brecha económica de género podría aumentar el producto interno bruto mundial en US $28 billones para el año 2025”, puntualiza Gómez.

Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), alrededor el 45% de las mujeres en edad productiva no se insertan al mercado laboral por la poca disponibilidad de opciones de cuido.

En Costa Rica y toda la región, la baja disponibilidad de servicios de cuidado representa uno de los principales obstáculos para la inserción y permanencia de las mujeres en el mercado laboral.

Históricamente el cuido de niños, niñas, adultos mayores y personas con discapacidad ha sido injustamente asignado al rol femenino y la evolución social demanda que se convierta en una labor socialmente compartida.

“El cuidado de los niños y niñas no es una responsabilidad exclusiva de las mujeres ni del Estado; deben involucrarse municipalidades, gobiernos locales, empresa privada y demás miembros de la familia”, manifiesta el Ministro de Desarrollo Humano e inclusión social, Juan Luis Bermúdez. “Nuestra sociedad debe garantizar a nuestras mujeres las mismas oportunidades de capacitación e inclusión en el mercado laboral”, agrega.

Según la última Encuesta Nacional del Uso del Tiempo, publicada en el 2017, las mujeres dedican una mayor cantidad de tiempo semanal al trabajo doméstico no remunerado, con 35:49 horas; entretanto los hombres destinan 13:42 horas. Es decir, las mujeres dedican 22 horas más a la semana que los hombres.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) plantea que la inequidad en la distribución y uso del tiempo entre mujeres y hombres es un determinante importante de las desigualdades en el trabajo y en el empleo.

Si mediante alianzas público-privadas se logra reducir la carga de trabajo doméstico no remunerado a las mujeres, se puede propiciar su incorporación en el mercado laboral, con beneficios para el país, las empresas y las familias. Ganar, ganar, ganar.

La directora de la AED, Olga Sauma, señala las siguientes ventajas de la incorporación femenina al mercado laboral:

“Acelerar la integración igualitaria de las mujeres en el ámbito laboral requiere tanto de políticas públicas inteligentes como de prácticas empresariales inclusivas, y en el Banco Interamericano de Desarrollo estamos comprometidos en apoyar esa tarea”, asegura Jose Ramón Gómez, representante del BID en Costa Rica. Según él, el programa de co-responsabilidad empresarial para el cuido, llamado “Gane Tr3s”, es un ejemplo innovador de cómo promover estas prácticas inclusivas, pero impulsando a la vez la calidad de los servicios de cuidado y desarrollo infantil. Son dos variables que no pueden separarse, dado que una de las limitaciones principales para la integración laboral de las mujeres, es no contar con espacios de cuido de calidad para sus hijos e hijas.

Fotografía: "Alma", por María José Sánchez

Claves del éxito

El pago entre las empresas, sus personas trabajadoras –e inclusive los gobiernos locales– para cubrir el costo del cuido en aquellas familias que no tienen los recursos suficientes, es fortalecer el aprovechamiento de la estructura con la que cuenta el país en alternativas de cuido público y privadas para la atención de la población menor de edad. Asimismo, estas acciones responden al principio de universalidad de la red de cuido infantil en la ley 9220.

Para que el modelo funcione se debe tomar en cuenta las especificidades de las familias y de las empresas.

En Costa Rica y la región, la corresponsabilidad del cuidado para la atención de calidad en primera infancia no está posicionada como un tema prioritario para las empresas y para los centros de desarrollo infantil, afectando el acceso y la calidad a los servicios.

Es imperativo involucrar al sector privado para ampliar las oportunidades de las familias costarricenses, posicionando la corresponsabilidad empresarial como estrategia para la sostenibilidad y la calidad en la atención a la primera infancia. Esta innovación apoya la construcción de esquemas de copago para el apoyo y seguimiento a la calidad que hoy son escasos.

Esta innovación no se trata de una simple alianza público privada. Su misión es protagonizar el rol de las empresas participantes para implementar y mejorar los procesos de copago, incorporando los criterios de calidad de desarrollo infantil temprano. Entre ellos están: la preselección de las familias elegibles, identificando las necesidades de cuidado de las familias; apoyo en la conexión entre necesidades de cuidado y la oferta disponible; mejora de las herramientas para orientar a las empresas en el diseño e implementación de estrategias de pago compartido y mejora de centros de desarrollo infantil temprano (DIT); y la elaboración del modelo de negocios para promover la corresponsabilidad en el cuido de calidad como un tema central para el sector empresarial.

El proyecto Gane-gane-gane (O GANE TR3S) de Fundación DEHVI-AED con apoyo de BID y la REDCUDI busca incidir en la mejora de la calidad de los servicios de desarrollo infantil temprano, así como en las condiciones de trabajo de las mujeres que acceden a dichos servicios de cuido para sus hijos e hijas, a través de un esquema de financiamiento compartido en el que se involucran las familias, las empresas y el Estado costarricense a través de sus instituciones”.
Adriana Alfaro, Directora Ejecutiva de Fundación DEHVI
Fotografía: "Una mirada", por María José Sánchez

¿Cómo se pueden involucrar las empresas privadas?

  • Generar programas de pago compartido para apoyar a sus personas colaboradoras con el cuido de niños y niñas en centros infantiles.
  • Posibilitar medidas de flexibilización de horarios y condiciones laborales de personas colaboradoras con niños y niñas en primera infancia.
  • Brindar capacitaciones y herramientas a sus colaboradoras y colaboradores en temas relacionados con la crianza, el desarrollo infantil y la conciliación de la vida familiar, personal y laboral.
  • Generar condiciones para que los hombres también puedan involucrarse activamente en las responsabilidades de cuido.

¿Cómo debe ser el cuido durante la primera infancia?

  • Espacios que desplieguen y fortalezcan las potencialidades de los niños y niñas. Es importante otorgar el espacio para que puedan observar, investigar y descubrir porque incentiva la capacidad de asombro y de generar sus propias y múltiples teorías del mundo.
  • Espacios donde se desarrollen relaciones respetuosas y afectivas. Implica que las personas adultas que están a cargo, sean sensibles para identificar las necesidades del infante y respetar su proceso.
  • Juego y más juego. El juego es uno de los principales medios para el desarrollo óptimo, tanto libre como intencionado. El mejor amigo del juego es el ambiente, la naturaleza, la diversidad de materiales provocativos, con texturas, colores y formas distintas.
  • Seguridad del entorno. Se requiere de un espacio protector y seguro. Además, las personas a cargo deben ser las responsables e indicadas.
  • Una adecuada nutrición. La nutrición debe ser acorde a la edad, con las porciones indicadas y los requerimientos particulares.
  • Una familia y un equipo de apoyo implicado en su proceso de desarrollo. La familia es quien proporciona las bases del bienestar integral.
  • Profesionales y personas de atención capacitados y en continua formación. Son los que pueden propiciar espacios de aprendizaje potenciadores.
  • Hacer visible el pensamiento de los niños y las niñas. Es una manera de apoyar el desarrollo, pero a la vez plasma la importancia de la educación y atención durante la niñez y de la riqueza que se despliega de las relaciones entre todos los participantes
FUENTES:
Olga Sauma, Directora Ejecutiva de Alianza Empresarial para el Desarrollo
Juan Luis Bermúdez, Ministro de Desarrollo Humano e inclusión social
María Fernanda Chaves, Programa Gane Tr3s, Fundación DEHVI
Cristina Bolaños, Programa Gane Tr3s, Fundación DEHVI
Adriana Alfaro Fuscaldo, Directora Ejecutiva, Fundación DEHVI
Jose Ramón Gómez, representante del BID en Costa Rica
Fotografías tomadas del concurso de fotografía Shoot for the Goal. Shoot for the goal busca reconocer las fotografías que evidencian los principales desafíos y avances en los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en Costa Rica. El concurso es promovido por la Alianza Empresarial para el Desarrollo (AED), Universidad Veritas, Árboles Mágicos, Pucci, MIDEPLAN, Naciones Unidas y God Branding. Más información en: https://www.shootforthegoalcr.com/