Ahorro y efectividad
La facturación electrónica puede traer consigo consecuencias positivas en los ámbitos de reducción de costos, resguardo de información y digitalización del negocio, por mencionar algunos.
Otros beneficios se relacionan con la protección contra fraudes, el acortamiento de los plazos de tramitación y cobro, y, además, con la posibilidad de seguir el rastro digital de la operación.
Al reducir los tiempos de cobro y facturación, el servicio al cliente debería mejorar automáticamente.
Por su parte, el archivo digital es, sin duda alguna, otra ventaja en comparación con el uso de papel, ya que ofrece la posibilidad de ordenar la información de acuerdo con el criterio que más funcione para el negocio, entre ellos: fecha, categoría de servicio, precio. En caso de una auditoría o fiscalización de Hacienda, esto agiliza el trámite, sumado a que le ayuda a la empresa a conocer mejor su operación.
La facturación digital permite conservar una copia de seguridad de todos sus archivos, ya sea en su disco duro, un disco externo, un servidor de datos o en la nube, lo que aumenta el nivel de protección de los activos de su empresa.
Otro aspecto a favor es el de transparencia, ya que Hacienda tendrá un mayor control sobre los contribuyentes, quienes pueden tener su operación en orden.
Sin embargo, para sacar ventaja de esa transformación digital que vive el país, es necesario que las empresas planifiquen, inviertan y cuentan con el apoyo necesario.
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