En el mercado se le conoce por diferentes nombres: cigarrillo electrónico, vapeador o vaporizador. No importa que tan moderno se vea uno de estos aparatos o que tan caro haya costado, lo cierto es que estos dispositivos funcionan de la misma forma y traen los mismos efectos.

La práctica del vapeo consiste en inhalar un vapor generado por el dispositivo, que mediante una batería y una resistencia, calienta hasta 360° el líquido o el contenido que se le coloque.

Por lo general, muchos adeptos a este tipo de artefactos incorporan en el dispositivo mezclas de sustancias frutales o florales, lo que hace que el humo que despidan sea un tanto menos incómodo que el del tabaco, lo que hace que sea percibido como algo inofensivo.

Algunos usuarios y comercios que promocionan los vapeadores aseguran que esta práctica es una alternativa ‘saludable’ para dejar de fumar. Sin embargo, expertos de la salud de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) advierten que este aparato puede llegar a ser igual de peligroso y adictivo que el cigarro de tabaco.

Esto quiere decir que, básicamente, quienes están intentando dejar de fumar, con el vaporizador solo están cambiando una adicción por otra. Mientras que quienes nunca han probado el tabaco y comienzan a utilizar el vapeador, están desarrollando un hábito y una dependencia al acto de fumar.

Es por esta y muchas otras razones que el vapeo es conocido por los médicos como un lobo disfrazado de piel de oveja o el caballo de Troya moderno.

  • “Requisemos” al vapeador

    Entre los consumidores se han popularizado dos ideas equivocadas acerca de los vapeadores:

    Estas dos premisas las desmiente la doctora Wing Ching Chan Cheng, coordinadora de lss Clínicas de Cesación de Tabaco de la CCSS.

    Los líquidos que se venden para vaporizar contienen sustancias, como aceites y aromatizantes, que no cuentan con estudios que respalden la seguridad de inhalarlos, ya que de esta forma llegan directamente a los bronquios o a los pulmones.

    Además, la doctora asegura que cuando las mezclas se calientan, se generan otros tipos de sustancias que pueden resultar tóxicas.

    Además, en Costa Rica estos dispositivos no están inscritos como una medicación ni como un dispositivo dejar de fumar.

    ¿Qué se inhala con el vapeador?

  • “Se tardó de dos a tres décadas para evidenciar que el consumo de tabaco era dañino para la salud, por lo cual no existen aún estudios para documentar los efectos a largo plazo del vapeo ya que es una práctica que tiene pocos años, pero es evidente que contiene hasta 10 sustancias cancerígenas identificadas que le causan daños a la salud”, dice la doctora Chan.

    Sin embargo, los daños a corto plazo sí se han logrado identificar. Estos son:

  • Náuseas, mareos
  • Irritación de ojos, nariz y garganta
  • Dificultad para respirar por irritación e inflamación de los bronquios
  • Aumenta el riesgo de crisis en los asmáticos o pacientes alérgicos
  • Dolor de cabeza
  • Neumonía tipo lipoidea
  • Por no contener información exacta sobre la dosis de nicotina que contiene, su uso o abuso se ha asociado a intoxicaciones en niños o problemas cardiovasculares en adultos.

    Un estudio desarrollado por la revista científica Environmental Health Perspectives, escrito por investigadores de la universidad de medicina Johns Hopkins, en Maryland, Estados Unidos, determinó que el humo que crea un vaporizador expone a los usuarios –y a quien esté cerca– a “toxinas dañinas y agentes cancerígenos como cromo, plomo e incluso arsénico”.

    Los autores estudiaron los tres estados por los que pasan las mezclas de los vapeadores:

    Tras las pruebas, se descubrió que a pesar de que no había una cantidad significativa de metales tóxicos en el líquido del vaporizador en sí, cuando estos se calientan, se generan sustancias tóxicas como cromo, níquel y plomo. Las dos primeras se relacionan con enfermedades respiratorias y cáncer de pulmón; el plomo por provocar neurotoxicidad (afectaciones al tejido nervioso) y enfermedades vasculares.

    Esto quiere decir que los ‘vapeadores pasivos’, personas que no fuman, pero inhalan dicho humo, pueden igualmente sufrir daños en su salud a largo plazo.

    Regulaciones y recomendaciones

    Es importante señalar que está prohibida la venta de vapeadores que contengan nicotina a menores de edad, según la ley 9028.

    Además, en el Convenio Marco de la OMS (Organización Mundial de la Salud) para el Control del Tabaco en el 2014 se emitieron varias declaraciones y recomendaciones:

    • Prohibir su consumo en los espacios públicos cerrados, por lo menos hasta que se demuestre que el vapor exhalado no es peligroso para las personas. Las pruebas existentes demuestran que los cigarros electrónicos no son solo vapor de agua, como afirman con frecuencia los fabricantes.

    • Según la OMS, hay pruebas suficientes para advertir a los niños, adolescentes, mujeres embarazadas y mujeres en edad de procrear sobre las consecuencias a largo plazo que puede tener el consumo del cigarro electrónico en el desarrollo del cerebro.

    • La Caja Costarricense de Seguro Social recomienda a los padres de familia actuar vigilantes ante la conducta y la exposición que tienen sus hijos menores y adolescentes a estos productos que por ser populares y por curiosidad, puedan sufrir de alguna presión por iniciar su uso.

    “El vapeador o cigarro electrónico no es inocuo y podría causar daños a la salud a corto plazo y aunque todavía se requieren de estudios para definir los daños a largo plazo no se recomienda su uso, ni siquiera como método para el cese de tabaco”,
    finaliza la doctora.