Usualmente, la imagen que referencia a Maricruz Leiva es la de una mujer hiperactiva, sonriente y que siempre está disfrutando de la vida. Es cierto, así es ella, aunque una persona con sus características siempre tiene más que ofrecer. ¿Sabía que es profesora y experta en vinos?
En esta oportunidad, el tono con el que Maricruz habla es distinto al de siempre. La mujer, que es un tumulto de energía, se expresa con una serena elocuencia alrededor de un tema que le encanta y del que se complace en enseñar: el mundo del vino. Oficialmente, todo empezó en el 2013, aunque reconoce que este tipo de bebida siempre le llamó la atención porque su mamá compraba botellas para su casa cuando ella era más joven.
“En Costa Rica no había cultura de vino. Ella viajaba y traía alguno. A mis hermanas y a mí nos llamaba la atención. Uno ve películas y siempre salía el vino. De alguna manera, cuando empecé a tomar, ya mayor de edad, me empezó a gustar. Uno probaba dulces, espumantes, cosas así. Mucho vino de Chile, que era lo que más venía al país. Poco a poco empezó esa pasión en mí. Mi sentido más agudo es la nariz, poco a poco fui aprendiendo sobre vinos”, expresó Leiva.
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La dulzura del vino en un amargo momento
Maricruz profundiza en cómo fueron los inicios profesionales en este terreno, en el que resalta el amplio bagaje cultural que ha adquirido. Encontró este nuevo amor luego de un episodio difícil.
“Empecé luego de que me despidieran de canal 7, en 2013. En ese momento uno dice: ¿qué hago? Yo siempre he tenido mi empresa, algo de comer me da. Aunque en temas de tiempo, no era lo mismo que trabajar hasta fines de semana. Entonces, tengo un amigo que se llama Juan Pablo García, que es Wine Ambassador chileno de la empresa Emiliana, que son los dueños de Concha y Toro. Él es sommelier y me recomendó, al ver que soy tan buena probando vinos, que hiciera un curso de sommelier”, detalló.
De inmediato, Maricruz pensó que era una idea bonita y que encajaba justo en la realidad del momento, en la que tenía tanto tiempo disponible.
“Me hizo arreglos con una escuela argentina de sommelier (la EAS) que tiene como representante a Jose Salom, el esposo de Fabiana Granados (Miss Costa Rica 2013)”, recordó.
Lo que Maricruz no sabía es que la carrera tenía una duración de dos años, que de manera intensiva se hacía en uno. Antes de inscribirse, asumió que sería un curso de, a lo sumo, tres meses. Con su propósito de mantenerse ocupada, asumió el reto. Se graduó en 2014 luego de estudiar “día y noche” con doble titulación en la EAS y la Universidad de Barcelona.
Obtener su título fue una inmensa satisfacción, pues Maricruz confía que se enfrentó a limitaciones cognitivas como su déficit de atención, hiperactividad y dislexia.
“No soy la número 1, pero soy esforzada. Nunca había estudiado una carrera tan difícil en mi vida. Es realmente difícil por una cosa: lleva materias como geografía, agronomía, historia, entre otras. Todo se tiene que memorizar. En esto o lo sabe o no lo sabe, no puede batear”, afirmó Leiva, quien rememorando el proceso, reconoce que sí fue de las mejores de su generación.
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Cuando Maricruz estudió el mundo del vino, sus hijos cursaban el colegio y eran estudiantes destacados: eso la motivaba a buscar su propia excelencia. Todos los domingos le enseñaba a los muchachos todo lo que estaba aprendiendo.
“Crecieron con conocimiento. Ven bebidas alcohólicas desde un punto de vista cultural”, contó.
Para Maricruz, personalmente, los mejores vinos son los de España y California. Aprovechando su especialización, la sommelier compartió algunos tips básicos.
“Guía básica para no quedar mal”
Para empezar, la sommelier dice que el mejor vino del mundo será el que le guste a la persona. Además, cuenta que el maridaje de vinos tiene una razón de ser y que tomar vino blanco con comidas blancas y frutos del mar es correcto.
“También es cierto que los tintos se toman con carnes o comida de color marrón. Hay toda una teoría detrás de por qué sabe mejor así”, dijo la profesora en la Escuela de Gastronomía de la Universidad Politécnica Nacional.
Otra regla básica es que el vino nunca debe tomarse a temperatura ambiente.
“Hasta los vinos tintos debemos enfriarlos un poquito en un país como Costa Rica: se toma a 18° Celsius. En Santa Ana, a una temperatura de 30° (el vino a temperatura ambiente) sería como un golpe de alcohol. Abrir una botella a esa temperatura es un golpe alcohólico terrible. Siempre lo vamos a tomar frío. Hay temperaturas. Los espumantes de 3° a 5°, los blancos a 15°. Los tintos a 18°”, recalcó.
Un consejo más es no permitir que sirvan los vinos en copas sacadas de refrigeración, pues siempre deben estar cristalinas, limpias y secas. Maricruz Leiva explica que un vino sin corcho no necesariamente será “un vino malo”.
“Hay vinos de tapa rosca que son buenísimos y deliciosos. Siempre hay mitos. En Costa Rica la mayoría que vienen son buenos. El hecho de que sea barato no significa que sea malo. Cuando hay vinos caros, hay una razón relacionada con la elaboración y crianza. Ese va a ser un vino que no es para ver tele o con un queso. Ese vino es para hacer cena y buscar los platos lindos. Hay un momento y compañía para cada vino”, detalló.
Otro mito que desmiente es que “quien es buen tomador, solo bebe vino tinto”. Asegura que siempre se debe empezar por los blancos.
En sus clases y catas, Maricruz, quien usualmente escribe artículos para Revista Perfil, habla de lo importante que es tomar con responsabilidad y aprender a disfrutar sin excesos.
“Es bonito y satisfactorio para mí cuando llego a lugares y la gente hace silencio, esperando qué tengo que decir. Para mí es bonito, esperan que dé opinión. Me encanta enseñar. Cuando hablo se desborda mi pasión. Lo que más me gusta es educar”, Maricruz Leiva, Sommelier.
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