La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, quedó este miércoles contra las cuerdas, una vez que el jefe de los Diputados, Eduardo Cunha, aceptó abrir un juicio con miras a su destitución por irregularidades cometidas desde el 2014.
La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, quedó este miércoles contra las cuerdas, una vez que el jefe de los Diputados, Eduardo Cunha, aceptó abrir un juicio con miras a su destitución por irregularidades cometidas desde el 2014.