Washington se retiró unilateralmente del pacto nuclear en el 2018 durante el gobierno de Donald Trump y Teherán se desligó progresivamente de sus compromisos.
La República Islámica se aparta cada vez más de sus compromisos nucleares y restringe su colaboración con la OIEA, lo que aumenta la impaciencia de los países occidentales.
Las negociaciones para salvar el acuerdo internacional sobre el programa nuclear de Irán se reanudaron este jueves en Viena en un clima de urgencia, tras la decisión de Teherán de enriquecer uranio al 60%.
Los negociadores advierten de que el tiempo se acaba y consideran que quedan horas para que se compruebe si es posible o no cerrar un histórico acuerdo que asegure al mundo que Irán no puede hacerse con armas nucleares.
Irán se convirtió en un país de alto riesgo para la paz mundial a partir de varios eventos: la formación y consolidación de un régimen muy autoritario, la adquisición de tecnología capaz de producir armas nucleares de destrucción masiva, el desarrollo de vehículos para transportar y disparar esas armas, su incumplimiento reiterado de compromisos que adquirió bajo tratados internacionales que lo obligan y sus amenazas sistemáticas y abiertas de destruir a otro país (Israel).
El presidente Barack Obama aseguró en una entrevista grabada de televisión emitida el domingo que Estados Unidos está preparado para “retirarse” de las negociaciones sobre el programa nuclear con Irán si no se logra un acuerdo verificable.
Irán destacó la necesidad de una confianza recíproca en las negociaciones sobre su programa nuclear, en respuesta al poco optimismo de los jefes de la diplomacia de las grandes potencias occidentales respecto a un avance rápido.
Las grandes potencias e Irán llegaron la madrugada del domingo a un histórico acuerdo sobre el programa nuclear de Teherán, aunque de inmediato salieron a la luz divergencias de interpretación entre Estados Unidos y Teherán sobre la crucial cuestión del enriquecimiento de uranio.