Bélgica, Israel y el Reino Unido son ejemplo de que quizá el presidencialismo no sea el problema después de todo.
El presidente islamista conservador de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, pidió este miércoles una reforma constitucional para reforzar sus prerrogativas y prometió que no cesarán las operaciones contra los rebeldes kurdos, tres días después de su triunfo electoral.
Una forma de darle mayor fuerza y dinamismo a la democracia activa.