A Marianela Granados Carrillo no le valió ir una vez al Ebáis y dos veces a una clínica. Ninguno de los tres médicos que la vio supo diagnosticar que el dolor abdominal, la fiebre y las náuseas que sufría se debían a una apendicitis en evolución. Estuvo a punto de morir.
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“Es mejor apéndice en el suelo que no hombre en el suelo”, advirtió Ricardo Barquero Cortés, jefe del servicio de Gastroenterología del Hospital México, con 39 años de experiencia en esta especialidad.
Una paciente que casi muere por tres diagnósticos erróneos que casi le cuestan la vida, podría presentar la denuncia ante la Gerencia Médica de la CCSS sobre su caso.