Durante décadas, la Contraloría General de la República fue la musa de muchas instituciones públicas que copiaban los incentivos salariales que daba el ente contralor a sus empleados. Pero tal inspiración no alcanza hoy para que el Poder Judicial, la Defensoría de los Habitantes o el Poder Ejecutivo imiten su régimen de salario único.
Un impuesto a la cerveza y otros licores fue la solución que encontraron los diputados en 1957 para financiar una mejora salarial a los empleados públicos. Lo que no sospecharon es que aquella ley abriría la puerta a instituciones para crear incentivos y subir los salarios en una verdadera competencia por atraer talento a la Administración Pública.
Tiene cuatro décadas de vida y tres de ganar peso sin detenerse. Desde que nació, en 1975, el incentivo de la prohibición suma 30 modificaciones, en las cuales se incluyeron nuevos beneficiarios o se incrementó el porcentaje a pagar. Todo con cargo al Presupuesto Nacional.