En el metro de París, los pasajeros van cabizbajos, como suele pasar los lunes, pero el silencio es abrumador. Con el dolor por los atentados muy presente, los parisinos retoman su rutina.
En el metro de París, los pasajeros van cabizbajos, como suele pasar los lunes, pero el silencio es abrumador. Con el dolor por los atentados muy presente, los parisinos retoman su rutina.