Los ojos claros de Felipe toman un brillo especial cuando habla de San José. Él es un enamorado confeso de la ciudad, aquella donde fue un lujo vivir en el siglo pasado y donde los grandes comercios y las oficinas se peleaban un espacio.
Los ojos claros de Felipe toman un brillo especial cuando habla de San José. Él es un enamorado confeso de la ciudad, aquella donde fue un lujo vivir en el siglo pasado y donde los grandes comercios y las oficinas se peleaban un espacio.