Imprecisión en nota publicada el 2 y 3 de diciembre
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El enojo de Franggi Nicolás se produce al ser expuesta como una legisladora capaz de pedir renuncias sin haber visto la denuncia y sin reflexionar sobre la anonimidad de esta.
La CCSS es propiedad de los costarricenses y las cómicas protestas de ‘propiedad absoluta’ no impiden opinar y exigir cuentas sobre toda la gestión y cada uno de sus elementos.