Nadie se explica cómo la popular comunicadora pudo recibir el 2019 rodeada de sus amores más íntimos en su casa. Desde agosto pasado, agonizó física y emocionalmente en un valle de tinieblas que presagiaba lo peor. Este jueves, recibió un agasajo por parte de un grupo de amigas, en un emotivo convivio lleno de lágrimas y aleccionadoras vivencias. Lo de Maricruz fue, a no dudarlo, un gigantesco salto de fe.