Se pierden entre el desorden y el ruido de la capital y miles de personas les pasan al frente a diario sin determinarlos. Aún así, resisten y siguen siendo tan imponentes como hace 100 años, cuando eran referentes de buen gusto y prosperidad.
Se pierden entre el desorden y el ruido de la capital y miles de personas les pasan al frente a diario sin determinarlos. Aún así, resisten y siguen siendo tan imponentes como hace 100 años, cuando eran referentes de buen gusto y prosperidad.