Surgido en la actual emergencia sanitaria, ‘Retorna la peste: microrrelatos covidianos’ recoge historias marcadas por la incertidumbre. La obra con textos de ocho escritores ticos se descarga de forma gratuita en el sitio de la Biblioteca Nacional.
El texto de Ana María Botey constituye una síntesis extraordinaria sobre los orígenes del Estado de bienestar en Costa Rica. No existe una obra similar para los otros países de América Central y son pocos los estudios a su altura en América Latina.
Valdría la pena que alguna editorial costarricense editara ‘Le voyage de William Willoughby’.
La obra del guatemalteco Máximo Soto Hall desafió las pretensiones de que la narrativa costarricense se enmarcara a partir de las costumbres y fuera de asuntos controversiales.
Desde 1998, el electorado, lentamente formado a lo largo de los siglos XIX y XX, está en retirada de las urnas.
Exactamente como ahora, hubo un claro predominio de quienes anteponían sus creencias religiosas y sus arraigados prejuicios a los derechos y la salud de las mujeres costarricenses.
De todas las instituciones que conforman el sector público, Hacienda es la única a la que nadie se ha atrevido a ponerle un dedo encima, pese a ser en la que más urge hacerlo.
La forma como se organizó una biblioteca circulante en 1922 muestra el amor de los educadores por las letras.
Un pasaje poco conocido de cómo Carlos Luis Fallas permitió cierta modificación de la novela y luego denunció el saneamiento moral a que fue sometida.
Casi cuarenta años antes de que Philip K. Dick produjera una de las distopías más célebres de la literatura estadounidense de la segunda mitad del siglo XX, Gagini se le había adelantado en ese campo.