Unos 32 estudiantes de origen cábecar y unos seis funcionarios se ven beneficiados con la posibilidad de realizar llamadas de voz y video, navegar en Internet y enviar y descargar archivos.
Dejar que sea el mercado el que desarrolle esta infraestructura, es continuar con la inequidad y las brechas digitales que se hacen cada vez más anchas.