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Tenía los ojos verdes como las huríes del Profeta, una cabellera flamígera y una sonrisa deslumbrante. En un mundo de hombres reinó con sus interpretaciones homéricas e impetuosas. Su espectacular belleza impactó los escenarios y en solo dos décadas, entre 1940 y 1950, filmó casi 40 películas, la mayoría en blanco y negro.