El inventario de tributos recopilado por el Programa Estado de la Nación propicia el debate al confrontarnos con la dramática realidad de la dispersión y el desorden.
El gobierno no se ha dedicado a reactivar la economía, solo a ver cómo impone gravámenes.
Nadie sabe cuántos impuestos se pagan en el país, pero hay tasas de diverso tipo, cobros hasta por un rótulo y en los recibos de electricidad.
El gobierno insiste en el aumento de ingresos como única solución al problema fiscal del país
Solo después de tener la tarea propia lista, es justo pedir solidaridad tributaria.
Me pregunto cuál es la razón que tiene nuestro presidente para no poner orden en el Estado y nos solicita más impuestos para financiarlo.
Hay algo aquí más eficaz, expedito y audaz que le puede interesar al gobierno para obtener ingresos.
Es preciso aprobar primero la ley de responsabilidad fiscal y, después, podrían venir los nuevos impuestos.
Solís acaba de cometer uno de los errores más graves de su vida política.
Estamos a las puertas de una recalificación de la deuda soberana, actualmente merecedora de un modesto Ba1, con graves consecuencias para el país.