Para las compañías de combustibles fósiles, la promesa de la geoingeniería es la excusa ideal para continuar los negocios como siempre.
El mundo necesita con urgencia un debate honesto sobre la investigación, la implementación y la gobernanza de estas tecnologías.
Si fracasamos, que no nos sorprenda hallar de aquí a unos años que el control del termostato planetario está en manos de unos cuantos Estados o de intereses militares y científicos.
Algunos científicos estudian métodos para manipular el clima de la Tierra como si fuera un termostato, con la idea de que se podría revertir el calentamiento global con una reducción artificial de la temperatura del planeta. Ese es el controvertido objetivo de la geoingeniería, que estudia cómo enfriar el planeta con métodos como generar cierto tipo de nubes que reflejen más la luz solar o arrojar partículas de sulfato en la estratosfera para bloquear los rayos solares.