La difusión de una conversación entre una clienta de Tigo y el centro de servicio de la empresa genera dudas sobre hasta qué punto pueden los usuarios negarse a ser grabados o entregar datos personales para recibir ayuda.
Una adulta mayor, de 72 años, declaró ser víctima de insultos y burlas luego de filtrarse este 18 de abril en redes sociales una conversación entre ella y el área de servicio al cliente de Tigo. En el audio se revela información personal solicitada a la cliente.