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Asaltos a sus tiendas, incendios en sus sinagogas, violaciones a sus mujeres, asesinatos impunes, etc. eran el pan de cada día ante los ojos de este niño observador y sensible. En su mente afloró la idea de que lo que se necesitaba allí, además de justicia, era una lengua común para que la gente pudiera hablarse, conocerse y llegar amistosamente a acuerdos.

Hace 109 años se dio a conocer en Varsovia, con la esperanza de convertirse en un idioma de aceptación universal, que arreglara, de una vez por todas, la confusión creada en Babel, cuando Dios --según el Génesis-- creó las lenguas y confundió a los hombres que construían una torre para llegar al cielo.