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Se trata del área de trabajo y educación de la Unidad de Admisión de San José, más conocida como la cárcel de San Sebastián, que este domingo estuvo abierta pero para algo totalmente diferente. Era el centro de votación, en el cual funcionaron dos mesas para recibir el sufragio de 799 electores, todos privados de libertad.

Roy Murillo, juez de Ejecución de la Pena, ordenó el cierre definitivo de la cárcel de San Sebastián, según una resolución que emitió el pasado 20 de julio, de la cual <em>La Nación</em> tiene copia. Esta prisión es exclusiva para indiciados (personas acusadas de algún delito). Tiene una capacidad real de 559 personas, pero, al 6 de julio, había 1.278 presos.