Cuando la temperatura de las fumarolas aéreas supera los 120 grados Celsius, se van acumulando partículas de azufre que primero son líquidas y luego se solidifican y forman la pared externa de la fumarola que a veces parecen trozos de un arrecife marino.

Los hornitos son una fumarola que va creando su propia pared con un centro o núcleo caliente, el cual tiende a mantenerse de forma semiplástica, explicó el vulcanólogo Eliécer Duarte, del Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica (Ovsicori).

Cuando los vulcanólogos hablaban de bloques métricos en las erupciones explosivas del volcán Poás, registradas durante la Semana Santa, no se imaginaban que muchos alcanzaron el tamaño de 20 metros de frente, igual profundidad, y 1.3 metros de altura.