Pese a la caída de Mariúpol, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, afirmó que la invasión rusa era ‘un fracaso absoluto’.
Durante más de dos meses, Iryna Yegorchenko rezó para que su hijo Artiom saliera indemne de la guerra. Pero el miércoles, la noticia de su muerte llegó como un rayo.