La actividad humana representa una amenaza para la pureza de las reservas de agua conservadas en el subsuelo durante milenios y que se pensaba eran ajenas a la contaminación, reveló un estudio de la Universidad de Calgary, en Canadá.
Hace dos años, la escasez de agua en Guanacaste castigó tanto a los pobladores de esa provincia que el Gobierno decretó, en setiembre del 2014, una alerta de emergencia por la sequía severa de fuentes.
La creciente utilización de agua dulce en la agricultura, la industria o en el consumo humano amenaza con hacer que desaparezcan reservas acuíferas de todo el mundo en los próximos decenios, provocando escasez.
El dinero recaudado a través del cobro del canon de agua permitió al país invertir ¢908 millones en estudios dedicados al monitoreo de aguas subterráneas en Guanacaste.
Desde 2004, la Cooperativa de Electrificación Rural Los Santos se involucró con la protección del ambiente, como parte de su programa de responsabilidad social corporativa.
La indecisión estatal amenaza la generación de agua en los acuíferos. Hoy, la restricción en el gasto y los efectos del cambio climático desnudan las falencias.
Ante el problema de estrés hídrico y salinización de acuíferos, unos 120 santacruceños se arremangaron para buscar soluciones que los oriente hacia un uso sostenible de los pozos en este cantón costero.
En el corto plazo, Senara recomienda buscar una fuente alterna de suministro hídrico, que sea sostenible en el tiempo, para así darle tiempo a los acuíferos Huacas-Tamarindo, Brasilito y Potrero a recuperarse. Se baraja que esa fuente alterna sea Nimboyores.
Debido a su alto nivel de explotación y faltante de lluvias, tres de los cuatro acuíferos que abastecen de agua potable al cantón de Santa Cruz, en Guanacaste, están empezando a salinizarse.
La Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos (Aresep) aprobaría un cobro en el servicio de agua de ¢4,6 por metro cúbico de líquido, los cuales servirían para preservar afluentes.