Es posible que el concepto de ‘película’ le sea anchuroso, e igual lo vamos a utilizar, pero lo que vemos en pantalla está más cerca de un video casero que de un filme como tal: hay muy poco arte o talento en juego.
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Esta vez lo lograron los estudios Disney: rodar una película basada en otra anterior de 1967 (con dibujos animados) y hacerla visualmente esplendorosa y con valioso calado humano desde sus conceptos, donde es visible la mano inteligente de su director, el estadounidense Jon Favreau.
Generaciones anteriores lo llamaron Carlitos, ahora vuelve enamorado: Charlie Brown.