Cada tarde, como un piloto italiano, José Manuel Bolaños partía las calles josefinas a bordo de su Vespa roja. Bajo el sol o la lluvia, el esforzado mensajero le robaba metros al asfalto con tal de ver cumplido el sueño de sus hijos.
Cada tarde, como un piloto italiano, José Manuel Bolaños partía las calles josefinas a bordo de su Vespa roja. Bajo el sol o la lluvia, el esforzado mensajero le robaba metros al asfalto con tal de ver cumplido el sueño de sus hijos.