Por motivos que no es del caso explicar aquí, no es sino hasta ahora que escribo sobre la desaparición terrenal de esa magnífica actriz y, sobre todo, esa extraordinaria persona que fue Haydée de Lev.
Era el año 1982. Yo me graduaba en el Taller Nacional de Teatro; mi personaje, Bernarda Alba. Celebrábamos con gran euforia la muestra de graduación; lo habíamos logrado, sentíamos que el mundo abría sus brazos a todos nuestros sueños. Creíamos en ese momento que la luna sí podía ser de queso y que podíamos volar sin alas…
La actriz Haydée De Lev destacó en el teatro costarricense por su comprensión de los personajes.