Un grupo de futbolistas sembró una semilla dorada que décadas después le permitió al fútbol costarricense cosechar glorias. Les decían los Chaparritos de Oro.
En 15 ocasiones las manos costarricenses levantaron la copa del torneo en que participaron en los últimos 70 años.
Se enciende el pebetero de los Juegos Olímpicos Los Ángeles 1984 en el Coliseo. Los jugadores de la Selección Nacional tenían el pecho inflado. Era una vitrina enorme.