Se sienten lejanos aquellos días en que en Costa Rica se celebraba como un milagro la visita de un artista de renombre con una carrera de oro y con al menos una poca de vigencia. Se sienten lejanos, a pesar de que ha pasado menos de una década desde el inicio de aquel panorama.
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Crítica de música: El sabor del arroz con mangoMusicalmente los estadounidenses y el español tienen poco o nada en común; por eso desde el principio resultó raro (o rarísimo) que aparecieran en un mismo cartel en un concierto sin tintes de festival. Nada se podía hacer, la entrada era una sola: la misma.
En una noche con una mescolanza musical poco previsible, los esqueletos se menearon en La Guácima a buena sincronía con el reloj y mejor aún con el ritmo.