La pobreza de Costa Rica se reparte en 394 precarios, en donde las necesidades básicas insatisfechas son el pan de cada día, en un ambiente rodeado de mala calidad de las viviendas, falta de servicios sanitarios, agua potable y electricidad.
San José y Pococí son los cantones que concentran mayor número de asentamientos de pobreza, con 30 y 39 barriadas, respectivamente. En la lista les siguen Puntarenas (27), Matina (25) y Los Chiles (24).
La organización Techo publicó ayer el primer catastro nacional de asentamientos pobres, con el propósito de definir ubicación y características de las zonas donde habita la pobreza en el país.
En total, hay 161 precarios en la Gran Área Metropolitana (GAM) y 233 asentamientos rurales.
De ellos, un 61,7% carece del servicio de agua potable, al 12,9% le hace falta un adecuado sistema de electricidad y el 16% invade fincas del Estado.
El proyecto de catastro reunió a más de 200 voluntarios de Techo, desde el 2012, para recorrer el país, mapear zonas y definir, junto con líderes comunales, las condiciones de los precarios en Costa Rica.
“La idea es generar una propuesta articulada entre instituciones para disminuir la cantidad de precarios, en los que habitan familias en condiciones inhumanas”, dijo Michelle Víquez, directora de Desarrollo Social de Techo.
Carencias. El 92% de vecinos de estos asentamientos cree que la falta de espacios para recreación, el acceso a servicios básicos y la carencia de títulos de propiedad limitan sus posibilidades de superación.
“Los asentamientos son dinámicos en cuanto a la migración interna de personas al lugar. Sin embargo, en más de la mitad de los asentamientos se registra un crecimiento de vecinos nuevos, así como de nuevas viviendas construidas en el último año”, dijo Mauricio Mora, de Catastro de Techo.
En cinco de cada 10 precarios existe el negocio de alquilar cuartos armados con latas y sin las mínimas condiciones sanitarias.
“Techo considera asentamiento en pobreza a una agrupación de al menos siete viviendas contiguas, en donde más del 50% posee al menos una necesidad básica insatisfecha”, añadió la directora Víquez.
Desalojos. En los últimos 22 años, se han hecho 215 intentos de desalojos de precaristas, por ocupar terrenos que son del Estado.
El proyecto catastro de Techo pretende buscar soluciones con el Ministerio de Vivienda y Asentamientos Humanos (Mivah) para diseñar opciones de vivienda para estas personas.
“La solución no es desalojar, para que se invadan nuevos terrenos. Hay que diseñar estrategias integrales y que respondan a las necesidades de cada una de las comunidades”, dijo Mora.
El Jazmín, ubicado en Alajuelita, es uno de los asentamientos de pobreza en San José. Tiene alrededor de 20 años y está ubicado en un terreno privado abandonado.
En ese precario, unas 200 familias se abastecen de agua por medio de mangueras que colocaron en una naciente que está en montaña y aún así , el líquido no rinde.
“No llega el agua y la falta de un camino en este lugar impide que el camión de basura entre. La gente hizo varios botaderos dentro del precario. Es una tristeza como se vive aquí”, dijo Estrella Sánchez, quien habita ahí hace 13 años.
El estudio dice que el auge de los precarios se dio en las últimas dos décadas del siglo pasado, como una de las manifestaciones de la crisis de esa época y de las migraciones hacia el casco central.
El catastro de asentamientos pobres se puede encontrar en www.catastrotecho.org.
En el país hay 51 cantones con una mayor concentración de precarios. Unos suman entre 1 y 9 y otros superan los 30.
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