Por segundo día consecutivo, los vendedores ambulantes generaron ayer caos y temor en las calles del casco central y bulevares de San José.
En una desorganizada pero efectiva manifestación, que comenzó a las 4 p. m., los vendedores ambulantes obligaron a los dueños de los negocios a bajar las cortinas de hierro para proteger la mercadería y al personal.
La protesta de ayer, al igual que la del miércoles, trató de presionar a la Municipalidad de San José para que deje de efectuar operativos y decomisos.
Entre el lunes y el martes, la Policía Municipal confeccionó más de 400 actas de decomiso, mediante las cuales se incautó de un conjunto de productos: desde decenas de discos compactos piratas hasta cajas llenas de verduras.
Rafael Arias, encargado de seguridad de la Municipalidad, dijo que los decomisos son parte de un plan para “limpiar” la ciudad, y negó que se vaya a ceder a la demanda de los vendedores ambulantes.
Gilberth Méndez, uno de los líderes de los quejosos, alegó que la subsistencia de ellos depende de las ganancias de las ventas.
Por su parte, Adrián Sosenke, dueño de la tienda Chiquitos, expresó que las protestas de los vendedores le han dejado pérdidas, pues ahuyentan a los clientes y lo obligan a cerrar en plena tarde. Amenazantes. Los manifestantes gritaron improperios a los efectivos de la Policía Municipal que se encontraban en las calles y que huían de la turba.
Además, los vendedores apedrearon una patrulla y le quebraron el parabrisas, lo cual ocasionó la detención de tres de ellos.