Vaticano avala expulsar a sacerdote Mauricio Víquez por denuncias de abuso sexual

Cura tiene 60 días para apelar decisión ante ante la Doctrina de la Fe, en Roma, manifestó vocero de la Curia Metropolitana.

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

El Vaticano avaló la expulsión del estado clerical de por vida al sacerdote Mauricio Víquez Lizano, de 54 años, luego de conocer las denuncias que pesan en su contra por abuso sexual.

Así lo recomendó la Congregación para la Doctrina de la Fe, que instruyó a las autoridades eclesiásticas costarricenses para que se adoptara la medida.

“Impóngase al reverendo padre Mauricio Víquez Lizano, sacerdote de la arquidiócesis de San José, pena perpetua y expiatoria de expulsión del estado clerical”, se lee en el fallo que adoptó el Tribunal Provincial Eclesiástico de Costa Rica, este lunes 25 de febrero.

Según un comunicado de la arquidiócesis de San José, el origen de este caso deriva de las denuncias de dos víctimas, que señalaron a Víquez por abusos sexuales cometidos cuando eran menores de edad.

Aunque sus casos ya prescribieron en la vía penal, el expediente se tramitó bajo el derecho canónico, y por eso la situación del sacerdote se analizó en el Vaticano.

A él se le concedió oportunidad para responder por los señalamientos que se le atribuían.

Luego de responder, la Congregación para la Doctrina de la Fe recomendó la expulsión.

Jason Granados, vocero de la curia, declaró este lunes, en conferencia de prensa, que lo dispuesto por el Tribunal le fue notificado a Víquez desde hace 15 días en su lugar de habitación y la semana pasada, en su lugar de trabajo, en la Universidad de Costa Rica. No obstante, al no localizarlo, optaron por hacerlo público.

“No se sabe nada de él todavía. Acá se comprueba que ambos fueron víctimas. Se ha actuado con total transparencia, serenidad y sinceridad. La iglesia se solidariza con ambas víctimas. Las denuncias canónicas se conocieron el año pasado; desde el 2003 lo que había era una queja, no una denuncia. La denuncia nunca se había interpuesto hasta el año pasado”, manifestó Granados.

“"Acá había un proceso y queda demostrado que nadie es culpable hasta que se demuestre lo contrario . En el derecho canónico pasa lo mismo, siempre las víctimas se han atendido y se han escuchado. Ya hoy damos por concluido este proceso”, agregó.

Si Mauricio Víquez quiere apelar debe hacerlo en los próximos 60 días ante la Doctrina de la Fe, en Roma. "Si en ese plazo no presenta ninguna apelación, entonces la sentencia queda el firme. El caso se llama una apelación por recurso jerárquico”, explicó el vocero.

En fuga

A Víquez se le vincula con nueve casos de presunto abuso sexual y uno de ellos aún no prescribe y se tramita en la Fiscalía Adjunta de Género.

Poco después de que el imputado conociera de la causa en su contra, salió del país, el pasado 7 de enero y desde entonces no registra ingreso a Costa Rica.

Por esta razón, el martes 19 de febrero, el Juzgado Penal de Desamparados dictó orden de captura internacional a través de Interpol. La investigación da cuenta de que Víquez salió a Panamá y de allí a México, donde intentan localizarlo.

"La posición que ha tenido la Iglesia es que Mauricio dé la cara, que Mauricio Víquez se entregue. Con respecto a las víctimas, el dolor que se ha manifestado, estamos abiertos a escucharlos. La Iglesia está haciendo lo que correspondía, la denuncia se presentó el año pasado a mediados de mayo y hoy damos la resolución. La indicación la da la Santa Sede y el decreto lo redacta el arzobispo (José Rafael Quirós) que es la jerarquía”, añadió Granados en conferencia de prensa.

A pesar de que desde el 2003 la Iglesia católica recibió una denuncia por presuntos delitos sexuales contra el cura Mauricio Víquez, no fue hasta el 2018 que decidieron suspenderlo de la labor sacerdotal.

Por esa tardanza, dos de las víctimas de Víquez elevaron al Vaticano una queja por encubrimiento, que le atribuyen a Quirós, quien al momento de las acusaciones era el vicario general y a monseñor Hugo Barrantes, entonces obispo de San José.