En el panorama está la posibilidad de que usted pague por la gasolina de su carro un precio como nunca antes.
Mientras, el presidente de la República, Luis Guillermo Solís, y el regulador general, Dennis Meléndez, se intercambian cartas con peticiones y explicaciones sobre el modelo tarifario que podría llevar los combustibles al precio final más alto de la historia del país.
La última reacción la dio ayer el mandatario al calor del partido de fútbol Costa Rica–Inglaterra en el Mundial de Brasil, cuando los periodistas le preguntaron por la respuesta que le dio Meléndez a una petición de explicaciones sobre cómo se fija la tarifa de los carburantes.
“Estoy analizando la respuesta, pero creo que fue omisa. No aclara lo suficiente y hay contradicciones. Lo vamos a valorar este miércoles (hoy) en Consejo de Gobierno”, respondió el Solís.
Así se refirió a un planteamiento del jerarca de la Autoridad Reguladora de Servicios Públicos (Aresep), en la cual menciona la posibilidad de eliminar el impuesto a los combustibles o de limitar de golpe los gastos de la Refinadora Costarricense de Petróleo, S. A. (Recope).
Solís no precisó cuáles son las omisiones ni las contradicciones en la respuesta del regulador. Tampoco fijó una posición sobre la posibilidad de eliminar o reducir el impuesto a los combustibles, algo que bajaría un 30% la tarifa.
Por ejemplo, con los aumentos en estudio el litro de gasolina súper costaría ¢815 y, si se le restara el impuesto, quedaría en ¢570, aunque se presentaría un enorme hueco financiero en el mantenimiento de carreteras.
Esa opción, sin embargo, parece lejana. Los aprietos fiscales del Gobierno, llegando casi a un 6% de déficit, hacen difícil prescindir de un impuesto fácil de recaudar, aunque sea injusto (indirecto) porque grava igual al consumidor sin importar su capacidad de pago.
“Es una opción que se puede utilizar y no se puede descartar, pero en estos momentos de presión, ponerlo como primera opción es indebido”, contestó el mandatario.
Sí aceptó haber pedido a las autoridades de Recope revisar su modelo de costos de operación, pues se calcula que si gastara un 10% menos, podría rebajarse ¢5 el precio del litro de gasolina para el consumidor final.
Un problema adicional del encarecimiento de los combustibles es que incide sobre las tarifas eléctricas, pues parte de esta energía se produce con petróleo. Esto agrava el costo de la electricidad, una de las principales preocupaciones del gobernante, a juzgar por sus palabras.
Solís insistió en que la alegría colectiva por la Selección en Brasil no debe mezclarse con la decisión de ajustar tarifas de servicios públicos, ahora que están en trámites aumentos en gasolina, electricidad e Internet celular.