El fenómeno erosivo que afecta, actualmente, a Esterillos oeste podría golpear a otras playas del Pacífico costarricense, como Jacó, Manuel Antonio, Santa Teresa de Cóbano, Tamarindo, Pavones y El Coco.
Tres factores en común convierten a varias de las principales playas, con asentamientos humanos, en zonas de riesgo: mal manejo de alcantarillas de aguas servidas y pluviales que desembocan directamente en el litoral, incremento del nivel del mar por el calentamiento global y la "basculación" que sufre la costa por la subducción de las placas Cocos y Caribe.
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En el caso de Esterillos, tres alcantarillas que vierten aguas provocaron que el flujo de líquidos lavara el sedimento y por ende se facilitara el ingreso de las olas. El mar destruyó estructuras como aceras y paradas de buses, así como la vegetación. Además, al menos tres familias han visto como el océano se "come" poco a poco sus patios y amenaza con llevarse sus casas.
De acuerdo con Omar Lizano, oceanógrafo del Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología (Cimar), ese fenómeno está relacionado con que el desgaste de sedimento en la playa genera una grada que se hace cada vez mayor cuando hay mareas altas.
Medidas costosas
Si bien no existe una solución definitiva al problema que amenaza las costas, una serie de medidas paliativas podrían ayudar a detener temporalmente los embates del mar. El problema es que las soluciones son poco viables, económicamente, para los municipios.
"Hay varias soluciones, algunas no tan fáciles ni viables económicamente (...) se pueden hacer malecones, enrocamientos o rompeolas para que el mar no se lleve el sedimento, sino que este se pueda "atajar" y mantener el nivel de la playa", explicó Lizano.
"Si además de esto le inyectamos arena a la playa podemos reestablecer el equilibro temporalmente, unos 10, 15 o 30 años si se le da mantenimiento, pero eso son medidas temporales porque el nivel del mar va a seguir en aumento", afirmó.
En Esterillos, la medida adoptada por la Municipalidad fue colocar sacos de arena y vertir una vagoneta de lastre sobre la playa.
El alcalde de Parrita (cantón en que se encuentra Esterillos), Freddy Garro, reconoce que es una medida de emergencia y que la falta de recursos impide dar mayor respuesta.
"Hemos tratado de hacerle frente, es complicado porque lleva muchos recursos, estamos tratando de proteger las dos familias afectadas con maquinaria municipal, tratamos de proteger con material grueso y algunos sacos de arena para dar tiempo a otras acciones que le solicitamos a la Comisión Nacional de Emergencias", añadió.
Garro aseguró que construir un malecón costaría "millones de dólares" de presupuesto con el que no cuentan.
De acuerdo con el oceanógrafo Lizano, otra de las acciones que se deberían tomar en Esterillos y otras playas donde se da este problema es desviar las alcantarillas hacia esteros u otros canales, de modo que lleguen pasivamente al mar. Sin embargo, esto también representa una inversión importante pues implica la creación de una planta para tratar aguas y una red de alcantarillado nueva.
En el caso de Jacó, según reconoció el alcalde Tobías Murillo, hay varias zonas propensas a este fenómeno. Empero, asegura que "no se puede prever el sector exacto en el que va a atacar el mar".
"La municipalidad lo que ha hecho es reforzar con piedra bruta anticipadamente, a veces se refuerza un sector y se viene para otro lado", dijo.
Al igual que en Parrita, afirma que lo ideal sería construir un malecón, pero que esa opción se aleja de las posibilidades económicas del ayuntamiento.
Murillo indicó que en el cantón de Garabito no hay alcantarillas que desemboquen directamente en la playa.
Por su parte, Warren Umaña, quien se desempeña como encargado de gestión ambiental en el municipio de Quepos, explicó que en ese cantón (que alberga las playas de Manuel Antonio) no existe un sistema de alcantarillado sanitario y el sistema de tratamiento de aguas es muy antiguo.
"En el 2007 tomando en consideración los eventuales peligros que podía tener la crecida se puso un rompeolas y nos ha funcionado hasta el momento", manifestó.
Algunos sectores como Isla Damas y el Cocal han enfrentado problemas de erosión. En esas zonas el principal problema se da, según Umaña, porque a pesar de que no son zonas habitables, constantemente son invadidas por familias que construyen viviendas sin permiso.
En ese cantón se tiene previsto construir un malecón similar al de Limón con el fin de proteger la ciudad y aprovecharlo como un atractivo turístico. Sin embargo, el proyecto aún se encuentra en una etapa inicial.
Marea más alta del año amenaza
Quienes se encuentran en la zona de riesgo en Esterillos no temen que el mar se meta a sus casas. A eso ya están acostumbrados, asegura Elena Barquero, quien tiene más de 60 años de vivir frente a la playa en una de las casas que actualmente enfrenta el mayor riesgo.
"El problema no es que el mar se meta, porque el agua entra y sale y ya está, el problema es que se nos está llevando la casa", aseguró.
Con ella coincide su hijo Alberto Barquero quien asegura que en el último año han perdido unos 30 metros de playa.
"Este año ha estado un poco más serio, el temor es que esa erosión llegue hasta la casa, ahora en octubre viene la marea más brava, esa no perdona nada", afirmó el hombre quien labora como constructor y asegura que si bien la medida de la Municipalidad ayudó a frenar el avance del mar, temen que no soporte esa marea, al tiempo que añadió que en su casa no tienen ningún plan de emergencia para este evento.
De acuerdo con Lizano, las próximas mareas, en efecto, serían las más altas del año en esa zona y el riesgo de daños a estas viviendas es inminente.
"Ahora en octubre tenemos el oleaje entre el 18 y el 20 y esos oleajes van a seguir comiéndose la playa, ahí no es riesgo de inundación sino de pérdida completa de las estructuras", afirmó.
Según el oceanógrafo, tanto en Esterillos como en otras comunidades, los municipios deben velar por atender estas situaciones a tiempo, pero también los residentes deben conocer e identificar cuándo podría estarse frente a un riesgo de erosión.
"Lo que deben vigilar los residentes de esos lugares es ver si tienen el mismo problema de que se estén tirando las aguas llovidas y no canalizadas a la playa, fíjese en su comunidad si tienen un mal manejo de esas aguas que permitan que se empiece a lavar el perfil de la playa, porque esas cosas tienen que solucionarse a un corto plazo", recomendó.
Además, añadió que estas situaciones no deberían afectar al turismo en esas zonas.
"El turista no tiene que asustarse o cancelar sus viajes es simplemente estar vigilante donde se dice que puede haber un impacto temporal", concluyó.