Dennis Román, Gabriel Azofeifa y Yanory Osorio se convirtieron ayer, aunque sin saberlo, en compañeros de congojas.
Los tres renunciaron al asiento del autobús para caminar varios kilómetros y, a pesar del esfuerzo, llegaron hasta dos horas tarde a sus trabajos.
Román, de 46 años, vive en Guadalupe y trabaja en la Municipalidad de Belén. Azofeifa, de 24, es profesor de natación en Alajuela y Osorio viaja desde Desamparados hasta Belén, donde se desempeña como niñera.
Como ellos, centenares de pasajeros, conductores de carro y transportistas de carga vieron alterados sus horarios con el cierre de la autopista General Cañas, debido al enorme hundimiento en el sentido San José-Alajuela.
El gran hoyo los obligó a buscar rutas alternas, aunque esto aumentara los tiempos de recorrido no solo para quienes iban hacia Alajuela o Heredia, sino también en el sentido contrario.
“Esta mañana salí del (
“Ahora son las 5:30 p. m. y esperamos llegar antes de las 8 p. m., pero, tal como está el tráfico, no se sabe”, añadió ayer en la tarde.
Según representantes de Empresarios Unidos, compañía que da servicio entre San José y San Ramón, los viajes de hora y media se ampliaron dos horas más.
“Lo complicado es la salida al Cariari. Para el servicio directo, estamos tomando la ruta 27: nos metemos en Turrúcares y nos salimos en Manolos”, explicó Roy Vargas. Esta compañía traslada entre 3.000 y 4.000 personas al día.
También los choferes de Tuasa procuraron acortar tiempos por la vía San José-Caldera.
Carlos Arrieta Porras, jefe de conductores, pronosticó con excesivo optimismo que no esperaba atrasos mayores de 15 minutos. Los conductores, sin embargo, se preparaban con confites y café, por si les daba sueño en la presa.
Algunos viajeros optaron por otras soluciones, como Juan Alvarado, oriundo de Alajuela.
“Me voy a quedar dando vueltas por San José, mientras pasa el molote”, dijo.