José Francisco Ulloa dejará de estar al frente de la diócesis de Cartago en los próximos días y cederá su lugar a Mario Quirós, sacerdote designado por el papa Francisco, como nuevo guía para los fieles católicos.
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En su función como prelado, no se ha limitado al ámbito religioso. En reiteradas ocasiones, Ulloa ha sido el centro de la atención con sus comentarios respecto a temas polémicos, como elecciones presidenciales, el Tratado de Libre Comercio (TLC) entre EE. UU. y Costa Ric a y la fertilización in vitro (FIV).
El miércoles, dos horas antes de celebrar su misa de despedida en la catedral de la Vieja Metrópoli, el prelado también se refirió al Gobierno actual, tres años después de haber manifestado en una homilía que esperaba que el presidente Luis Guillermo Solís hiciera "el cambio" que el país anhelaba.
Para el obispo, el mandatario es un hombre "bueno y bien intencionado", a quien se le ha dificultado cumplir con sus promesas de campaña.
En su primera misa en Cartago como obispo, usted le dijo a los fieles que quería ser padre, amigo, hermano y pastor. ¿Considera que lo logró?
Creo que sí. Desde que vine a Cartago, con la experiencia que tuve en Limón (donde estuvo 10 años como obispo), me sentí en mi terruño. Yo me propuse ser un padre no paternalista, sino de acoger a todos sin ninguna distinción. Principalmente a los sacerdotes, que son los primeros colaboradores de un obispo. Uno debe estar muy cerca de ellos: animarlos, apoyarlos. Yo he ordenado 30 sacerdotes para la diócesis y 4 diáconos, para que el próximo obispo los ordene. Para ellos he sido muy cercano, casi como un padre.
"Y, por supuesto con la gente, todas las manifestaciones de cariño que me han dado, yo he tratado de responderlas. Amigos, muchos. Ahora que me estoy retirando, siento la amistad, me he quedado extrañado de tanta gente que se acerca para felicitarme y desearme lo mejor en adelante.
"Hermano, también. Cualquier persona, incluso si se considera que es el más pecador es nuestro hermano y uno tiene que acercarse para ayudarlo, comprenderlo, estimularlo y orientarlo".
¿Cuál cree que ha sido su aporte principal a la diócesis?
Yo diría que hay varias prioridades. Una es el cuidado de las vocaciones sacerdotales. Yo le he dado mucha importancia y por eso fundé el Centro Vocacional de la Diócesis de Cartago, me voy muy satisfecho con esto.
"Lo segundo es que me he procurado un poquito por los pobres. Es decir, tratar de promover una acción con la pastoral social y de ahí fundé lo que se llama la Rectoría de Pastoral Social Santa Teresa de Calcuta.
"Otro aspecto al que le he puesto atención es a los agricultores, ayudarlos en sus organizaciones, en la relación con los entes gubernamentales. Y otro aspecto ha sido la pastoral indígena".
¿Cómo han cambiado el país y la diócesis desde que usted asumió como obispo de Cartago?
En este segundo milenio, Costa Rica ha dado una vuelta de 180% en la visión religiosa. Este es uno de los países que se está secularizando más rápidamente. Eso significa que aquellos valores tradicionales religiosos como que se están perdiendo y se está llegando a un indiferentismo. Eso se nota en las universidades, entre los profesionales, que a veces dicen que creen en Dios pero en la vida privada y no van a la iglesia y se nota en los jóvenes, que son reacios a cumplir con la misa de los domingos.
"Ahora, vamos a Cartago. Yo veo que sí se ha conservado un poquito más que San José, porque hay una familia todavía que transmite la fe y eso es un valor grandísimo, que todavía los papás de cierta manera controlan, hay una religiosidad arraigada. Por otra parte, a los jóvenes aún los mantenemos en la Iglesia, aunque muchos ya se están yendo.
"Cartago todavía se conserva, aunque ya sentimos la influencia de los medios de comunicación, de las universidades, de otras ideologías que se están metiendo, pero este todavía es el bastión religioso de Costa Rica. Lo que he insistido mucho en estos 12 años es que tenemos que fomentar y mantener todas las tradiciones que hay en Cartago: las peregrinaciones a la Virgen de los Ángeles, la visita al Santuario, la devoción a la Virgen María y a la eucaristía".
¿Qué consejo le da a quien lo va a suceder?
"Yo le diría, en primer lugar, que continúe con el plan pastoral que hemos elaborado hasta el 2021. Es un plan que hicimos partiendo de las comunidades parroquiales y que responde a esas inquietudes que hoy hay en la Iglesia, tanto nacional como cartaginesa, para formar la fe en Cartago.
"En segundo lugar, que esté muy cerca de los sacerdotes, que los anime mucho. Sobre todo tratándose de un clero tan joven, a ellos hay que acompañarlos. En tercer lugar, que mantenga y promueva la devoción a la Virgen María, el cartaginés la lleva en el corazón. Yo no concibo un cartaginés que no tenga devoción por la Virgen María y que no visite el Santuario Nacional".
Usted no se ha limitado al ámbito religioso, sino que también se ha pronunciado sobre política electoral, el Tratado de Libre Comercio (TLC), la fecundación in vitro (FIV), incluso ha mediado en negociaciones con sindicatos. ¿Qué lo ha motivado a manifestarse sobre esos temas?
Bueno... En las huelgas de Limón, el Gobierno me pedía que mediara para alcanzar la paz social. También tuve una mediación histórica que fue la del Combo del ICE, fue una experiencia interesantísima, porque fue una coyuntura nacional en la que todo el país estaba en contra del Gobierno y los mediadores logramos la paz.
"¿Por qué? Yo estoy convencido de que lo importante es la paz social, el diálogo y la negociación. Hay que buscar cómo acercar a las partes y Dios me ha dado esa cualidad de ayudar un poquito.
"En cuanto a lo otro, pues sí, hay que defender los valores cristianos, los valores de la vida y la participación del cristiano en política. Uno como pastor tiene que animar para que ellos se comprometan a defender la vida en todas sus etapas, desde la concepción hasta la muerte natural. Por eso tuve ciertas manifestaciones en ese sentido, que en cierta forme tuve conflictos. Por ejemplo, cuando 12 diputados ya casi estaban votando una ley contra la vida, pues yo salí y me acusaron de que yo me estaba metiendo en política, pero bueno... el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) me llamó la atención (por llamar a no votar por candidatos que apoyaran el Estado laico) y nada más; sin embargo no fue algo justo porque todo ciudadano tiene derecho a expresar su pensamiento.
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"Yo me he enfrentado a esas situaciones y creo que la gente lo ha entendido y ha tratado de asumir su responsabilidad frente a estos grandes valores de la vida, el matrimonio y la familia, que es donde yo me he movido más".
Sus mensajes en esos temas han sido contundentes. ¿Cómo se describe a sí mismo, en ese sentido?, ¿es una persona beligerante?
En primer lugar, considero que soy conciliador. Cuando veo grupos que necesitan negociar sin conflicto, creo que yo puedo colaborar. Pero también cuando veo que están menospreciando y atacando principios fundamentales de la fe cristiana, ahí hablo abiertamente, porque también uno tiene que ser profeta y decir la verdad. Uno no puede seguir las corrientes estas internacionales o de grupos que se nota que están en contra totalmente de los principios cristianos, que son revelados por Dios y a los cuales tengo que ser fiel. Entonces, yo tengo que decir la verdad tal cual es y no adornarla ni suavizarla. Decir: "esta es la verdad y es lo que nosotros tenemos que creer y defender a toda costa".
En 2014, en la misa a la que acudió el actual presidente de la República cuando acababa de asumir el Gobierno, usted manifestó que esperaba que él hiciera "el cambio que todos estaban anhelando". ¿Qué opinión tiene sobre los primeros tres años de esta administración?
Yo considero que todas las promesas de don Luis Guillermo Solís se le fueron abajo. Yo creo que él todos los ideales que tenía no los ha cumplido. No quiere decir esto que no haya hecho nada, pero no hizo lo que se propuso y lo que él quería. Y yo pienso que tal vez, al menos esa es mi impresión, tal vez él no se rodeó de la gente más capaz, con una visión semejante a la de él, entonces eso lo debilitó.
"Por otra parte, don Luis Guillermo no llegó a la Presidencia como un gran político con experiencia, pero sí con muy buenos deseos y anhelos y no pudo cumplir con todo, creo que no por culpa de él sino por circunstancias que se le presentaron en el camino, obstáculos que no pudo superar. Pero bueno, ya le queda un año nada más y me alegra mucho que como que está levantando su imagen, porque lo considero un hombre bueno y bien intencionado".
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¿A qué se va a dedicar ahora?
Yo por el momento estoy preparando el traspaso con mi sucesor. Después, ya como obispo emérito, mientras que disponga de salud y fuerzas, seguiré colaborando aquí en la diócesis de Cartago: con don Mario (Quirós) cuando me lo pida, cuando la Conferencia Episcopal me lo pida y los sacerdotes de las parroquias me lo pidan, estoy dispuesto a poner mi experiencia.
"La misa siempre, visitaré mucho la basílica, llegaré a confesar a ratos ahí y a la catedral.
"Uno en la vida, cuando llega a esta edad se pregunta: ¿Qué cosas me hubiera gustado hacer y no las hice? Por el trabajo, por los compromisos o el ministerio. Y realmente, yo he pensado. Entonces tal vez ponerme a escribir un poquito de lo que pienso sobre cómo orientar a Costa Rica en la evangelización, en cómo formar a los futuros sacerdotes... Todavía no sé, una vez que ya me asiente en mi nueva etapa entonces ya pensaré por dónde oriento mi vida".