Tres personas en moto, un conductor con gente en el cajón, un motociclista transitando en una sola rueda o remolcar a otro carro con una cadena.
No portar licencia, llevar carga en el techo de un vehículo liviano, irrespetar la señal de alto de un oficial de tránsito y botar basura desde un carro.
¿Sabía que la ley de tránsito no sanciona estas conductas tan comunes en las calles?
La razón es que, hace tres años, los legisladores de entonces omitieron incluir en la nueva legislación los castigos para este tipo de actos irresponsables.
Bajo estas circunstancias, si un oficial de tránsito sorprende un vehículo con más personas de las permitidas, lo único que puede hacer es pedirle al conductor que baje a las que lleva de más.
“Para que quede claro, según la ley actual solo se puede sancionar transporte público (buses y taxis) por andar con recargo de pasajeros, al resto no se puede”, dijo Óscar Araya, policía de tránsito con 14 años de experiencia.
Eso explica por qué un tráfico que sorprende a personas en el cajón de un carro lo que hace es multar al conductor por llevar pasajeros sin cinturón de seguridad.
Sin embargo, es claro que los vacíos de la legislación dejan a las autoridades en desventaja.
“El policía queda en un estado de indefensión, no tiene con qué sancionar o medir ese tipo de conductas”, recalcó Mario Calderón, director de la Policía de Tránsito.
Según el jerarca, estas limitaciones son la causa de por qué muchas veces los oficiales no multan ciertas conductas, razón por la cual son tildados incluso de “vagabundos”.
La ley de tránsito actual fue publicada en 2012 y sustituyó la normativa aprobada en 2008, la cual imponía multas “desproporcionadas”, según varias resoluciones de la Sala IV.
No obstante, la nueva legislación retrocedió los niveles de regulación en muchos aspectos, de acuerdo con el criterio de German Valverde, director del Consejo de Seguridad Vial (Cosevi), adscrito al MOPT.
Para Valverde, la normativa actual no solo cometió el pecado de dejar sin castigo muchas faltas, sino que dio un paso atrás en aspectos de mucha gravedad.
Entre sus principales preocupaciones, Valverde expuso que la ley complicó los controles de ebriedad o de velocidad, prohibió la imposición de partes impersonales y aumentó los trámites para el manejo de los vehículos decomisados en los depósitos.
Estas debilidades son “barbaridades”, a juicio de Joselito Ureña, exsecretario general del Sindicato de Oficiales de Tránsito,
“No puede ser que los policías tengan que quedarse de manos cruzadas por una ley que fue mal hecha y que limita la acción policial en carretera”, reclamó.
En criterio del exdirigente gremial, el error al momento de elaborar la legislación fue no tomar en cuenta a los tráficos.
Frente a las críticas, el legislador de entonces, Luis Gerardo Villanueva (PLN) aseguró que pese a las omisiones hubo “avances”. Él presidió la Comisión de Asuntos Jurídicos durante la discusión de esta normativa.
Empero, para David Hernández, excoordinador de los jueces de tránsito de San José, urge una reforma integral que responda a la realidad.
“Varias veces he recibido llamadas de policías diciendo: ‘Licenciado, qué hago, tenemos esta situación’. Esto ocurre porque es una ley confusa”.