Luis Manuel Montero tuvo la fortuna de que la mayor parte de la casa quedó en pie después del terremoto de 7,6 grados del pasado 5 de setiembre.
Sin embargo, la mitad de la cocina sí se vino al suelo.
Este vecino de Rincón de Alpízar, de Sarchí Sur, vive del ingreso que genera uno de los hijos en un taller de ebanistería, el cual también se desplomó con el temblor.
Montero recuperó parte de los materiales, pero le faltaban recursos para levantar el inmueble.
Fue entonces cuando apareció un amigo de Grecia, quien le regaló una novilla para que se ayudara.
Para allegar recursos, la familia rifó la novilla. Con estos ingresos y las ayudas de algunos familiares lograron reunir unos ¢700.000 para madera, cemento y pagar la mano de obra de las reparaciones.
Este lunes había unos cuantos cables aún por ordenar, pero la cocina ya estaba en pie.
“Agradezco un montón la ayuda que la gente me ha dado. El Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS) nos iba a dar unos enseres, pero al final no llegó nada. Voy a ir mañana (martes) a ver con qué me salen”, manifestó Montero.
Agregó que ahora lo más urgente es volver a levantar el taller para que su hijo vuelva a trabajar.
A reparar. En la urbanización Mario Marín de Naranjo varias familias decidieron no postergar los arreglos en sus viviendas.
Este lunes se podían ver montones de piedra y cemento en varios puntos del barrio.
Gerardo Hernández, uno de los lugareños, supervisaba, el lunes, las obras en su casa.
Según dijo, su vivienda de 30 años quedó con reventaduras y grietas, una columna se soltó y una parte del piso se hundió.
La casa, agregó, está asegurada con el Instituto Nacional de Seguros (INS), que ya hizo la inspección y tomó fotografías.
“Ahora tienen que volver con el veredicto”, agregó.